LA TELARAÑA: Ri Chun-hee

martes, septiembre 5

Ri Chun-hee


La Telaraña en El Mundo.



  
 Encuentro en YouTube un video de La Sexta, concretamente del programa de Wyoming, en que le hacían burla, bastante pobre y chusquera, por cierto, a Ri Chun-hee, la célebre e inconmensurable presentadora de noticias a mayor gloria del impresentable Kim Jong-un, ese joven rollizo y mal peinado que pasa sus días en el poder posando con sus intrépidos generales entre risas y pruebas bélicas más o menos nucleares. Parece que le gusta jugar con los misiles y las bombas y hacerlas explotar y generar, así, enormes terremotos por la zona de la catástrofe que le rodea, dejándonos, de paso, a todos más que avergonzados, cabizbajos y hasta tristes, porque así no se va a ninguna parte y ya va siendo hora de que alguien, y mejor que no tenga que ser Trump, le pare los pies y le borre la sonrisa de la cara o la podredumbre del alma. O ambas cosas.
 No he encontrado en YouTube ninguna otra parodia española de Ri Chun-hee y mal que me sabe. Me extraña que TV3, de cuya gran capacidad paródica nadie duda, no haya tenido la enfermiza ocurrencia de dedicarle alguno de sus espacios. Sin duda, la veterana presentadora le daría un tono más solemne y hasta marcial a la inminente Diada del día 11. O podría, incluso, ponerse a llorar a moco tendido cuando se consume el fracaso final del referéndum o la caída anunciada de Puigdemont y su exquisita corte de alucinados.
 Tampoco sobraría en IB3, que ya va siendo hora de aumentar un poco la audiencia. Ahí podría, por ejemplo, abrillantar el ego multisecular de Més, agigantar la importancia de las iniciativas de Podem o glosar, ya puesta en faena, el inigualable temple político de Armengol o Ensenyat, la talla republicana de Noguera o el irresistible carisma de Baltasar Picornell, Balti. Así, entre bromas, parodias y tomas falsas nos lo pasaríamos mejor que bien, nos lo pasaríamos bomba.
 Habría, eso sí, que solucionar antes algún problemilla, pero estoy seguro de que, a falta del incómodo requisito del catalán, Ri Chun-hee ostenta méritos incontestables. En 1994 lloró ante las cámaras de la televisión única norcoreana la muerte de Kim Il Sung y en 2011, la de su sucesor, el eminente Kim Jong Il. Se mire como se mire, eso es como anunciar en vivo y en directo la muerte de Lenin, luego la de Trotsky y, finalmente, la de Stalin. O las de Mussolini y Hitler, así de corrido y en tan sólo un par de días gloriosos de 1945. O la de Franco, mucho tiempo, quizá demasiado tiempo después, en 1975, y ríanse de las lágrimas de Arias Navarro mientras me disponía a coger un barco de regreso a la isla, no fuera a complicarse la situación y quedarme tirado en la tierra de nadie que aún era, para mí, Valencia. Es curioso, 42 años después me da que sigo en tierra de nadie.

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