LA TELARAÑA: La guerra informática

viernes, mayo 19

La guerra informática


La Telaraña en El Mundo.




 Hablar de la seguridad en Internet como si fuera algo distinto o independiente de la seguridad en las calles o la vida es, a día de hoy, un auténtico eufemismo. Un error de concepto. En efecto, todo anda tan interrelacionado que, si colapsara esa red de redes, ese flujo de datos que es Internet, colapsaría, de igual manera, nuestra actual forma de vida. De la parálisis de nuestros ordenadores devendría el caos global. La mayoría de las empresas, los bancos, el sistema económico mundial, los hospitales, las líneas aéreas y también las empresas públicas de transporte urbano, como el metro, quedarían inoperativas: el mundo, entonces, recobraría su tamaño habitual y nos sobrevendría la sensación, tantas veces aplazada a golpe de mouse, de ser tan sólo una pieza más en un engranaje de proporciones cósmicas, una pieza diminuta y frágil, sin más lugar propio en el universo que el lugar definitivamente perdido. 
 Con todo, la informática es una ciencia muy joven. Hace unos veinte años casi nadie podía disfrutar de Internet en sus casas o trabajos. ¿Hará falta que les recuerde aquellos módems chirriantes que iban como a pedales y que se desconectaban cuando sonaba el teléfono fijo?  Disfruté lo indecible esos años luchando contra las tarifas, primero abusivas y luego planas, que venía a ser casi lo mismo, de Telefónica.  
 Años de interminables conversaciones nocturnas a través de los chats de IRC-Hispano y su laberinto de salas en el aire. Años, lustros, casi décadas de aprendizaje impagable a través de las news informáticas (y en la actualidad de los foros vía web) de José Manuel Tella Llop. Hay que saber reconocer a los buenos maestros cuando uno tiene la suerte de haberlos tenido, de seguir teniéndolos.
  Pero a lo que iba. El reciente ataque informático del ransomware WannaCry que ha padecido medio mundo y en España, sobre todo, nuestra principal empresa de comunicaciones, Telefónica, nos ha recordado que Internet será uno de los escenarios básicos de las guerras futuras. Habrá, pues, que tomar más precauciones de las que, al parecer, se están tomando. No es de recibo, por ejemplo, que Telefónica permita que un correo infectado llegue a los buzones de sus empleados o directivos, porque eso significa que sus filtros de seguridad no funcionan como debieran. La cosa empeora si, además, alguno de estos empleados o directivos (que se maneja con una cuenta con rango de administrador, vaya locura) va y abre, curioso o inconsciente, el correo y hasta ejecuta, suicida compulsivo, el archivo infecto en un sistema informático (y esto ya es el colmo) que no está parcheado con las últimas actualizaciones de seguridad de Windows. Tantos errores juntos parecen imposibles, pero ahí están. Así no hay forma de ganar ninguna guerra.



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