LA TELARAÑA: Extranjeros

martes, agosto 9

Extranjeros

La Telaraña en El Mundo.


 El pasado domingo me llevaron a San Agustín, a una coqueta piscina privada repleta de simpáticos jubilados británicos que llevan, algunos de ellos, más de media vida y parte de la otra en la isla. Observarles en su propia salsa, bajo el sol achicharrador que tanto aman y que tanto detesto, pertrechados con sus fiambreras, sus sándwiches y sus botellas, siempre medio vacías, de vino, champán o incluso agua no tiene desperdicio. Sonreían de continuo y me trataron, además, como si yo hubiera llegado de otro mundo y fueran ellos los auténticos embajadores de este mundo y quisieran trasmitirme, así, su felicidad y su forma de entender la vida, de disfrutarla.
 Observándoles me sentí muy viejo y también mezquino. Es lo que pasa cuando uno observa la realidad con ideas preconcebidas, con una especie de guión impreso en la retina. Me hubiera gustado pedirles por el Brexit, por el catalán, que algunos chapurrean, por su jubilación y la crisis, por el gobierno de aquí o allá, por el marés ardiendo que no me dejaba dar un paso sin brincar como quien huye del fuego sabiendo que volverá a caer en sus brasas.
 Pero no lo hice, porque no venía a cuento. En la vida no hay más fronteras que las que uno inventa ni más fantasmas que los que uno imagina. Quiero decir que todo está adentro: muy adentro, tal vez; y hace falta olvidarse de uno mismo para afrontar la realidad sin pérdidas, sin fugas de información, sin el agobio de ir buscando referentes donde sólo hay que saber dejarse llevar y recolectar hallazgos, sorpresas.

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