LA TELARAÑA: Calles de cera

martes, marzo 29

Calles de cera

La Telaraña en El Mundo.

 
 Subo y bajo, perplejo, la cuesta de la calle Olmos como si fuera un nazareno en un resbaladizo mar de cera. En efecto, a algún iluminado de Cort se le olvidó ordenar que se esparciera arena sobre la calzada, tal y como se venía haciendo desde siempre, con vistas a los pasos en carroza o en andas de la procesión del Jueves Santo, su gentío expectante, su pasión más o menos religiosa y su goteo de lágrimas de cera líquida. A ver, ahora, cuanto tiempo luce así de guarra esa vía estrecha por entre los cinco olmos que unen la parte alta de la ciudad y la baja. O viceversa.

 Con todo, la Pascua acabó ayer para dejarnos a las puertas de una temporada turística que se augura, tal vez, inmejorable. Pero no sé yo. Asoma, y amenaza con ensombrecer el panorama general, el compulsivo furor recaudador de un Govern que no deja de observar a la ciudadanía como si fuera nuestra la culpa de que las arcas estén vacías. No obstante, para no hacer nada no se necesita gran cosa. Ni siquiera una ecotasa, fantasmal y flamígera, errabunda.

 Tampoco es de recibo que quieran convertirnos en parte activa y, sobre todo, delatora del fraude ajeno (siempre ajeno, claro) de esa Hacienda Pública que ya éramos todos, según rezaba la publicidad o sugiere el devenir retorcidísimo de las leyes y las espectaculares contorsiones morales de los fiscales o abogados del caso Nóos, por ejemplo. ¿Cómo decirle a Maria Antònia Truyols, la directora de la Agencia Tributaria Balear, que no queremos ser cómplices de su usura intervencionista? Pues eso.

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