LA TELARAÑA: El oleaje del universo

martes, febrero 16

El oleaje del universo


 
La Telaraña en El Mundo.
 
 Resulta que nos mecemos en el oleaje reflectante de una explosión lejana y antigua, antiquísima. Resulta que, a nuestro alrededor, jirones de tiempo y espacio juegan a enloquecer juntos y a perder, ebrios, su hilo conductor, su compostura. En efecto, la conmoción causada por el descubrimiento científico de las ondas gravitacionales no hace sino demostrarnos lo que ya sospechábamos sin tener ni idea de astronomía: sólo nos está permitido entender hasta donde alcance nuestra imaginación y los sentidos sean capaces de certificarlo. De emularlo o trocar en símil. En metáfora. Quizá en un pavoroso «ringtone».
 Somos, pues, simulación y artificio. Ejercicio de estilo. Pose. Tal vez afectación. Por ello, nuestras largas conversaciones y el discurso existencial, que parece sostenerlas, sólo son un simple chasquido, como el de las ondas gravitacionales, que se habrá de perder sin remisión en la inmensidad cósmica de las galaxias, el vacío gélido de los agujeros negros, la eternidad en fuga de las constelaciones.
 Pero el universo también tiene sus coordenadas entre nosotros. No podría ser de otro modo. Así me entero, por ejemplo, de que el Grupo de Relatividad y Gravitación de la UIB es el único grupo de investigación en España que ha participado en el trasunto científico de las ondas gravitacionales. Es de justicia reseñar que la UIB, aparte de su reputada maestría en simulaciones y pálpitos filo-lingüísticos, tampoco es manca a la hora de auscultar el universo y hasta descifrar sus regüeldos. Nos alegramos.
 
 

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