LA TELARAÑA: El laberinto de los días

martes, enero 26

El laberinto de los días

La Telaraña en El Mundo.
 

 No tiene por qué ser algo necesariamente negativo, pero a algunos políticos se les nota más que a otros cuánto les gusta el poder. En ellos, la vieja voluntad de poder nietzscheana se convierte en una imperiosa comezón interior, una urgente necesidad física que sólo se calma cuando logran poseer el cetro de mando y ponerle, en fin, su propio rostro a la moneda mordida del gobierno de los días. Se olvidan, entonces, de las sudorosas timbas de los pactos o del inverosímil cénit surrealista de la vanidad. Desde arriba no se ve el mundo como desde el yermo erial donde parece pacer la manada. ¿Es así?
 Pienso, por ejemplo, en Francina Armengol y Pedro Sánchez. Ambos han llevado al partido socialista, cada uno en su respectivo ámbito, a los mayores descalabros electorales de la democracia. No obstante, Armengol supo pactar con quien le hizo falta para alcanzar el gobierno de las islas y Sánchez, si desde su propio entorno no lo remedian, puede acabar siendo presidente del gobierno de España. Suena raro, pero se dice pronto.
 Llegados a este punto, sólo nos queda hacer balance y mirar alrededor como a ninguna parte. La corrupción general y sistemática de los dos grandes partidos nacionales y, sobre todo, la crisis financiera y económica, la debacle global en que seguimos inmersos, nos han conducido al interior de un extraño laberinto del que sólo podemos intuir que las puertas de entrada son, también, las de salida. No hay otras. Habrá, pues, que desandar el camino y hacerlo todo al revés de cómo se hizo. O así.

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