LA TELARAÑA: Los jardines de Marivent

viernes, diciembre 4

Los jardines de Marivent


La Telaraña en El Mundo.
 
 Deambulo por Palma. Bajo la luz navideña me apercibo de que se han puesto de moda los bulldogs franceses, esos perros de origen inglés, trote torpe y mirada ceñuda, pero inocua, simpática. Me los encuentro entre las precarias terrazas del Borne como si entre la geometría zen de los frondosos jardines de Marivent. La misma vivacidad, el mismo atolondramiento. Parece que el destino de esos jardines palaciegos ha obsesionado al Govern desde antes, incluso, de empezar su mandato. Pero ya se ha puesto a ello.
 Debe pensar el Govern que nos está devolviendo algo que nos había sido robado, vaya afrenta, al ofrecernos la oportunidad de visitar, al fin, los jardines de Marivent en un futuro tan próximo que casi ni nos hacemos a la idea. Que ilusión, qué lujo. Debe pensar el Govern que no tenemos nada mejor que hacer que pastorear por esos huertos reales como si fueran nuestros. O como si fueran el jardín del Edén y alguna maldición nos hubiera expulsado de su brisa marina y sus privilegiadas vistas. Pero no. En absoluto. Ese jardín nunca fue nuestro y además nos pilla muy lejos.
 Marivent tiene un largo historial de pleitos entre la Administración y los herederos de Juan de Saridakis. En realidad, no sé muy bien en qué quedó la cosa. Lo único cierto es que hasta 1988 las paredes de Marivent albergaban cuadros de Picasso, Sorolla, Zuloaga, Goya, Joaquim Mir o Camarasa, entre otros. Todo eso sí que se perdió en los tribunales y esa pérdida sí que es irreparable. Lo de los jardines debe ser tan sólo una broma.

 

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