LA TELARAÑA: (Des)conexiones

martes, noviembre 10

(Des)conexiones


La Telaraña en El Mundo.
 
 Mi catalán es infinitamente más pobre que el de Àngel Terrón; por eso leo los versos en prosa de su último poemario, «Els noms del cervell», como si traduciéndolos al castellano. En el ejercicio se me va la misma vida que las frases del amigo de toda la vida me devuelven con creces. Con refinada ironía y ternura, con el filtro personal de la química inorgánica y el revuelo ilustrado de siempre alrededor del cataclismo que surge de entre los labios (como desde los pliegues del cerebro) para dar nombre a las cosas y revelarlas más allá de la retórica y tantas otras artes menores y comunes.
 La actualidad, aquí al lado mismo de donde voy tecleando, sin prisas, estas líneas contra la soledad (o muy a favor de ella) me habla, casi a gritos, de la desconexión metafórica de Cataluña del resto de España. Es la hora de los recursos y los desplantes. El golpe del mazo sobre la mesa de la sala rota en mil pedazos. El ondear de las banderas convertidas, finalmente, en vendas sobre los ojos, en torniquetes sobre las heridas, en gélidas mortajas sobre los cadáveres.
 Es mucho más estéril, aunque más sencillo, traducir esa menguante realidad de aristas y crispaciones políticas, leguleyas y hasta sentimentales que afrontar la lenta y minuciosa deriva de la verdad en llamas con la que Terrón describe el mundo y lo recrea. «L´art innovador és com una poma verda. Quan es tasta l´obra o es mossega la fruita, esmussa». Ambos sabemos que siempre se acaba regresando al jardín del Edén, como a la conexión y desconexión primeras.
 

 

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