LA TELARAÑA: #Grexit

martes, julio 7

#Grexit


La Telaraña en El Mundo.

 Está bien. Grecia vota no y sólo podemos encogernos de hombros y mirar hacia adelante. El paisaje parece resquebrajarse en mil pedazos, que no acertamos a vislumbrar con claridad porque una densa polvareda nos lo impide. No es la hora, sin embargo, de dejarse llevar por el pánico, pese al revuelo insoportable de las ruidosas alarmas; esas grietas existieron siempre y llevamos siglos respirando esa asfixiante humareda.
 No es la hora, tampoco, de hacerle el juego a la euforia tuitera de Nicolás Maduro, Marine Le Pen o Pablo Iglesias. Su alegría nos importa poco. Los extremos del abanico se pliegan igual que se despliegan, pero hace un calor horrible y casi que lo único que vale es que corra el aire, que despeje el olor a cloaca, que clarifique este cónclave de acreedores y deudores que no parecen negociar sino retorcidas posturas retóricas y políticas. Hay que pagar. Hay que cobrar. O mandarlo todo a la mierda.
 No obstante, reconozcámoslo. Propinarle un simbólico zas en toda la boca a la mismísima troika puede resultar muy gratificante. Lo malo es acostarse con ese grito de aniñada felicidad en el rostro y levantarse con una resaca de siglos. Hay que dejar atrás la bruma virtual del referéndum y afrontar la semana con la suficiente entereza como para mirarle los colmillos a la realidad de los días eternos del corralito y las negociaciones gélidas al filo del abismo, el previsible, casi inevitable, desahucio de Europa y sus instituciones, de Europa y su fuliginoso futuro. Su moneda de humo y sus ruinas griegas.
 

 

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