LA TELARAÑA: Catástrofes

viernes, mayo 1

Catástrofes


La Telaraña en El Mundo.
 
 En no pocas ocasiones, observamos el lienzo ensangrentado y siempre vertiginoso de las numerosas tragedias que ocurren (y por cierto, no cesan) sin saber si el espectáculo del horror nos alcanza de lleno o si sólo nos roza. ¿Hasta dónde somos privilegiados espectadores y sólo eso? ¿Seremos capaces de subir al escenario cuando llegue la hora y alguien, quizá el destino o el azar, nos llame? No es fácil, en efecto, responder a este tipo de preguntas. No siempre nos será posible cuantificar un dolor aparentemente ajeno y quizá exótico y convertirlo, de alguna forma más o menos honesta, en una herida abierta en el propio costado. Cómo duele. O debería.
 Con todo, me da que lo único capaz de mudarnos la inexpresiva faz del mundo en convulsión y en agonía es añadirle algún que otro matiz de verosimilitud, un aire menos aleatorio y más reconocible, cercano, familiar. Será por eso, tal vez, que una tragedia obviamente menor (pero grave) como la del ferry «Sorrento», a muy pocas millas de nuestro presente y a menos, aún, de nuestro pasado, nos afecta incluso más que la devastación monstruosa e indescifrable en el lejano Nepal.
 Parece, pues, que los sentimientos se nos pegan como lapas a la piel y tiritan. Nos ponemos, entonces, su musculoso abrigo de frío y salimos a las calles a pasear tan desnudos y tan desvalidos que se nos trasparentan el hueso, el callo y hasta la vieja médula que da en sostenernos, una vez y otra, incluso cuando ya nos hemos caído y toca, cómo no, volver a intentar levantarse. Cuesta, pero no hay otra.

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