LA TELARAÑA: El viaje de la vida

martes, marzo 31

El viaje de la vida


La Telaraña en El Mundo.
 
 A menudo, mis paseos diarios por Palma me llevan hasta la plaza de las Columnas, Pere Garau o Son Gotleu. Es la mejor forma, quizá, de reconocer los paisajes más castigados por la crisis, el zoco de los emigrantes, los exóticos lugares donde la cultura muestra su mestizaje y la civilización contiene el aliento y se convierte en otra cosa: una espera más allá de toda esperanza, una voluntad de supervivencia sin límites, el alarido silencioso de quien desea fundirse con las sombras para dejarse llevar, tal vez, por la inercia de todos.
 En ese cónclave de pueblos, sin embargo, no parece producirse fusión alguna. Los chinos, árabes, africanos, hindúes y latinoamericanos parecen vivir en compartimentos estancos. Incomunicados entre sí. Sus comercios son distintos. Sus restaurantes, otros. Y no se relacionan entre ellos, sino a través de nosotros, los asombrados indígenas de esta selva donde la ciudad resplandece como si el sol fuera de fuego y viajásemos en un avión sin más piloto que un suicida a los mandos. El viaje de la vida.
 En estas, y por aquello de las próximas elecciones, el candidato de MÉS, Antoni Noguera, apuesta por la creación de un eje cívico que una Pere Garau y Son Gotleu. La idea es buena. Una rambla peatonal permitiría que, desde las Avenidas hasta la mismísima cocina del infierno, el mundo fuera poniendo en orden el artificio rabioso de sus etnias y la presunta diferencia de sus culturas. Todo para que, al final, resplandeciera la verdad única de la soledad, la pobreza y el desvalimiento compartidos.

Etiquetas: