LA TELARAÑA: La extraña pareja

martes, febrero 10

La extraña pareja


La Telaraña en El Mundo.
 
 No sé si Pedro Sánchez y Francina Armengol (en la foto más llamativa de su último encuentro en Palma) están celebrando, al alimón, un gol de Ronaldo o Messi en un surrealista e imaginario partido de fútbol o si están marcándose los pasos más triunfales de una absurda sardana. No sé si están celebrándose, en fin, a sí mismos como si ellos fueran la fiesta y el mundo enarbolara, alrededor, la estúpida mirada crítica de un puñado de fans arrebatados. No sé si se adoran o si sólo se soportan, pero casi que tanto da. Lo cierto es que sonríen como poseídos por alguna verdad que apenas sí somos capaces de intuir.
 ¿De qué puede tratarse? ¿De la verdad limpia e inefable del socialismo? ¿De las claves mayéuticas del futuro? ¿De la soledad compartida de los que se sienten acosados? ¿De la ilusión radiante del recién llegado frente al terco afán superviviente de quien lleva ahí una eternidad sin moverse ni un ápice, no sea cosa que la muevan: no me moverán, no me moverán?
 Pero, por mucho que nos lo intentemos explicar, la pareja no deja de ser una pareja extraña. Si Sánchez dice buscar la regeneración democrática, Armengol representa la continuidad más arribista. Si Sánchez busca la transparencia, Armengol es opaca como sólo pueden serlo dos legislaturas de pactos, componendas, créditos y palacetes inexplicados. Si Sánchez habla de España, Armengol sólo murmura sobre unos países catalanes que habrán de devorarla cuando llegue la hora definitiva y la gran verdad le sea, por fin, revelada. Roma no paga traidores. Faltaría más.

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