LA TELARAÑA: La cárcel de plasma

viernes, enero 23

La cárcel de plasma


La Telaraña en El Mundo.

 Quizá la cárcel ya no es aquel lugar mugriento y peligroso que aparecía (y que aún aparece) en algunas películas más o menos ejemplares. O igual es que hay cárceles a la carta; cloacas inmundas para unos y apañados lugares de retiro y meditación para otros. Lo ignoro, pero la imagen de Luis Bárcenas, elegantemente trajeado y relamido en el plasma hiperbólico de la comisión del Parlament que investiga la construcción de Son Espases, nos obliga a añorar la bola de hierro y los grilletes en los tobillos, el traje de lista (a rayas verticales) y hasta el zumbido sudoroso de las viejas moscas voraces, como abejas en abril, perseguidas, perseguidas, por amor de lo que vuela. O así. Seguro que recuerdan esa música.
 Pero el baile, estos días de voluptuosas vísperas electorales, parece marcado por el aullido urgente de las sirenas. Unos y otros van dando bandazos a la espera de encontrar su propio lugar en la tormenta perfecta de un panorama político que da más grima que otra cosa.
 Así, mientras en el PSIB miran a Francina Armengol (y a su séquito) por verle al pasado su auténtico rastro de milagrosos palacios conyugales en mitad de los jardines del edén, en el Partido Popular esperan, aturdidos, a que dejen de ladrar los enormes perros del inexplicable José María Rodríguez. En Podemos, mientras tanto, se agolpan algunos rostros jóvenes (y casi vírgenes) con los desechos monolíticos de otras formaciones políticas, otras patrañas y pactos. El paisaje es el que es, pero no sé si el flautista va hacia donde quiere o le dicen.

 

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