LA TELARAÑA: Juicios y felaciones

viernes, julio 4

Juicios y felaciones


La Telaraña en El Mundo.
 
 Cuando veo a los jugadores de la selección brasileña de fútbol, entre otros, cantar a capela el himno de su país empiezo a temblar de desagrado y pavor; quizá de vergüenza, acaso de hastío. Me da, entonces, que estoy en el sitio equivocado a la hora en que no debiera. Que el universo ha enloquecido y que una especie de guerra (de momento, sólo psicosomática) entre tribus en proceso de descomposición social y cultural no ha hecho sino comenzar ante mis propias narices. Mal lugar para observar lo que era un partido de fútbol y ya no sé qué es.
 Pero el lugar es malo, también, para asistir al juicio tardío de los cuarenta y tantos estudiantes que ocuparon, hace más de dos años, la conserjería de educación, por aquellos días de Rafael Bosch, entre los aplausos y vítores de los más que asombrados, emocionados funcionarios, los cánticos de aliento de los hooligans, el ayuno futuro de Jaume Sastre y su flota de barcos de rejilla, el apoyo eufórico y eufónico de las fuerzas vivas, el ondear frenético y hasta refulgente de las camisetas verdes, su marea de inmersión lingüística, su estela de no sé ya cuántas virtudes abriéndose paso, al fin, entre la ignominia general de los otros. Siempre los otros.
 Quiero decir, pues, que entre el análisis sumarial de este tipo de juicios y el rápido visionado de los videos de los concursos de felaciones a cambio de copas gratis, que se han puesto de moda en varios pubs de Magaluf, no sé ya cómo hablarles de la actualidad sin que se me salten las lágrimas. Y no digo por qué. Por supuesto.
 

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