LA TELARAÑA: Filias y fobias

martes, abril 8

Filias y fobias


La Telaraña en El Mundo.
 
 A dos euros por cabeza, unas diez mil personas (sorprendentemente salidas de la generosa pulsión electoral o del doble fondo incorruptible de los armarios) dejaron el domingo su voto para que Francina Armengol y Aina Calvo presuman, ahora, de democracia interna y primarias; de diáfana transparencia más allá de las estructuras piramidales de un partido que se mece o se columpia, como todos los demás partidos, según la brisa y el poder lo arrasen o lo arrullen.
 Así suceden las cosas. De vez en cuando, la gente se cansa de dar vueltas, a solas y a ciegas, y se adhiere primorosamente a lo primero que encuentra. Se deja crecer, entonces, una larga cabellera de filias y fobias; una greña de tópicos y prejuicios que, además de servirle de guía, de brújula, de faro, de norte, de bandera y de divisa en el largo y tortuoso camino diario, tiene el efecto colateral de reducir el espectro entero de la sociedad a la singularidad de alguna de sus anécdotas: el fluorescente y frío resplandor de la síntesis como culminación (y como parodia final) de un pensamiento más próximo a las habilidades cisorias de un forense que al estupor de un filósofo o un poeta.
 Pero da igual. De hecho, no me sorprenden estas ni otras artimañas, más o menos sofisticadas, de intentar convertir la vida de cada uno (y así la de todos) en algo más llevadero y satisfactorio. En el patio global, donde todo se compra y se vende, los partidos políticos no hacen otra que confirmar nuestra estirpe fenicia contra el muro vacío y desolado de nuestra fe y sueños.

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