LA TELARAÑA: Ser y algo más

viernes, diciembre 20

Ser y algo más


La Telaraña en El Mundo.
 
 Quizá la agridulce cercanía de la Navidad, ese lugar de ausencias que usan la complicidad de la luz y las sombras para multiplicarse como clamorosos espectros, me obligue a abrir paréntesis de calma donde podría, en cambio, escarbar en busca de los diagnósticos más explosivos. O puede, tan sólo, que esté aburrido y con el ánimo levantisco; y que cuando el mundo gira sobre sí mismo y se cierran los círculos anuales prefiera entornar los ojos y dejarme llevar a la otra orilla de los sueños: de los maltratados sueños que ya no sé si lo siguen siendo.
 Todo parece ser otra cosa, aparte de la que es. O de la que solía. El edificio de GESA, por ejemplo, se nos aparece, ahora, comparado con las sedes de la ONU o el Daily Mirror. Ahí es nada. Y nosotros sin saberlo y la comunidad entera jugando con la auténtica piedra singular de Palma, sus reflejos mutilando, entre la solemne Catedral y el irreal Palacio de Congresos, la quebrada línea marítima de una ciudad que nunca echa en falta a nada. Ni a nadie. Por supuesto.
 Es lo que tiene ser lo que se es y algo más. Seguro que la OCB sabe muy bien de lo que hablo. Ellos no sólo son los sujetos pasivos de las investigaciones de la Policía Nacional; también son las arcas bancarias y laborales, la avanzadilla religiosa y el maná nutriente, el glorioso pendón último de todas las estelas desplegadas sobre un mar en llamas, que fuera nuestro y que volverá a serlo, seguro: la postal navideña de la UIB (#SOMUIB), con el ferviente poema de Marià Villangómez, nos lo demuestra. O casi.

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