LA TELARAÑA: Feliz Navidad

martes, diciembre 24

Feliz Navidad


La Telaraña en El Mundo.
 
  Se trata, casi siempre, de saber hacer cola. Paciente y tranquilamente. De esperar a que nos llegue el turno decisivo de un humeante café o un chocolate espeso y caliente. De un cucurucho tiznado de hollín y castañas. De un poco de felicidad manufacturada, quizá, por algún ángel invisible. Palma no es ciudad de grandes colas, en efecto, pero estos días he revisitado algunas de ellas; primero, con auténtica extrañeza y luego, al rato, con la sensación turbadora de lo que recordamos haber visto, pero no sabemos cuándo. ¿En qué tiempo? ¿Bajo qué circunstancias, cuáles?
 Sucede, entonces, como si algún resplandor extraño en los márgenes inciertos de lo que va sucediendo a nuestro alrededor –todo lo que vemos sin acabar de creérnoslo: bien que hacemos- nos condujese de regreso a algún territorio remoto e inexpugnable, quizá a los acantilados de la infancia, a la prisa y a la ilusión virgen, a la agitación y al spleen interior, al pequeño cúmulo de torbellinos y saltos en el vacío que vamos archivando, sin saber por qué ni cómo, en los nebulosos compartimentos de nuestra memoria hasta que, por fin, nos llega la vez única (y ahora repetida) de revivirlos.
 Se trata, casi siempre, de saber hacer cola. De esperar turno como quien se espera a sí mismo en la mejor de las noches: en la Nochebuena de hoy, por ejemplo. En el artificio reparador de la fiesta como terapia. En el viaje de la consciencia como prueba del eterno retorno de lo idéntico. En el deseo repetido que uno no puede sino expresar. Feliz Navidad, por supuesto.

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