LA TELARAÑA: El Pen Català

viernes, noviembre 22

El Pen Català


La Telaraña en El Mundo.
 
 
 Hay que empezar, cómo no, con lo que nos llena de indescriptible emoción y prístina alegría. Con lo que nos precipita en el espinoso estado del éxtasis y nos obliga, quizá por inercia o empatía, a ir a la deriva de los grumos de la inteligencia y su espumoso caer por la cascada, el despeñadero, la gigantesca catarata, el vertedero común, y no sé si propio, de la justicia universal. O algo así. Estoy hablando, por si alguien lo ignora, y aunque sólo sea un por decir desgajado de la razón, del formidable premio que la Asamblea de Docentes de Baleares ha recibido de manos de sus infatigables compatriotas (suyos y nuestros: ya quisieran) del Pen Català.
 El singular premio –entregado, aunque huelga que nos lo digan, de forma excepcional- les ha sido concedido por su defensa de la lengua y la literatura catalanas. Nada menos. Pero es justo. Muy justo. ¿Qué otra cosa podría importarles? Por ello, en esa lucha y esa agonía siguen, aún, nuestros colegios, mitad sumergidos en la áspera dialéctica de los servicios mínimos, mitad en la confusa instancia donde se arremolinan derechos y deberes, ética y sueldo: la realidad sin asumir, ay. Y ese crujido.
 A todo esto, el auténtico IV Premi Veu Lliure del Pen Català, con motivo del Día Internacional del Escritor Perseguido, ha sido para la escritora de Nagaland, un remoto territorio fronterizo entre Birmania e India, Easterine Kire. Allí, según nos cuenta la premiada, «si no les gusta lo que escribes, simplemente te disparan». Mejor dejarlo aquí, pues, y no dar ideas. A nadie.

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