LA TELARAÑA: El año y el discurso

lunes, diciembre 31

El año y el discurso


La Telaraña en El Mundo.
 
 Hago clic en el botón adecuado y el programa que me acabo de agenciar en la Tienda de mi flamante Windows 8 -un lector gratuito de noticias, uno entre otros muchos que sirven para lo mismo- me descarga algo así como unas cuarenta mil entradas, con sus correspondientes vídeos, fotografías, enlaces de referencia, añadidos publicitarios y hasta una nutrida muestra, casi infinita, de las opiniones de quienes gustan de decir la suya y avivar así, si no el mundo en sí mismo, sí, quizá, la llama olímpica de su discurso.
 Sé que ese discurso, pese a todo, es el que acaba confirmándonos que la vida sigue su curso, que remonta o se hunde, pero también que lucha y hasta patalea. La vida. Y eso es lo que parece motivarnos a participar, con la misma fe, en un tema que nos resulte familiar (el metro a la UIB y su nuevo y acertado horario a partir de mañana, por ejemplo) o del todo ajeno (acaso las galerías inundadas y hasta navegables en barcas de plástico, de la línea 2 del metro de Valencia a su paso por Ruzafa). Cosas veredes.
 Pero a lo que iba. Hoy se acaba el año, pero no el discurso; y en ese baile cíclico de fechas se irán repitiendo las estaciones y tendremos días agitados y días tranquilos. Instantes de celo y también de desgana, de lánguida espera en los andenes vacíos. Súbanse a ese tren con calma y, sobre todo, sin miedo.
 

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