LA TELARAÑA: El arte de podar

jueves, noviembre 22

El arte de podar


La Telaraña en El Mundo.
 
 Imaginen el pánico de un pequeño bonsái -su pulsión de soledad o muerte- cuando los jardineros le acosan, ebrios, con unas tijeras de podar oxidadas y no con el adecuado material quirúrgico. Imaginen qué futuro le aguarda si, en vez de acicalarle las hojas, el hierro retorcido de los recortes se demora en su médula, en su tronco, en el temblor de sus raíces. Quiero decir que hay que cuidar la realidad y hasta mimarla, para que pueda tomar aliento y regenerarse. Crecer. Toda una labor higiénica y artística.
 Pero el arte no acaba de cuajar más allá de su fracaso; y el bonsái de la realidad se convierte en víctima de los políticos y financieros, de las hordas de energúmenos que lo ignoran todo sobre la vida, salvo llenar la bolsa y el bolsín. ¡Ah, la cartera!
 Me olvido del espectáculo y me alojo en sus sombras. Lee Bauzá sus folios, en el Debate de la Comunidad, y los portavoces parlamentarios los resumen en el blanco de los suyos y en el negro de la oposición. Quizá debieran los políticos intentar ubicarse del lado del pensamiento y no del fanatismo. O, al menos, demostrarnos que tienen alguna idea propia. Eso sí lo hizo Bauzá al defender su código ético, mientras Rotger le guardaba las espaldas, desde el estrado. Qué valor.

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