LA TELARAÑA: Desahucios y suicidios

lunes, noviembre 12

Desahucios y suicidios


La Telaraña en El Mundo.
 
 Puede que el cuerpo sea nuestra primera y única casa y que todas las demás sean sólo algo accesorio pero, a la vez, necesario; unas segundas o terceras viviendas donde decidimos tomar asiento y crecer y hasta multiplicarnos cuando nos sentimos, al fin, inmersos en esa inercia que da en seguir adelante cueste lo que cueste. Pasa, no obstante, que a veces ese camino se nos tuerce y seguirlo nos exige lo que ya no tenemos y nos crujen las costuras y hasta el cuerpo se nos desmorona a marchas forzadas.
 No hay forma, entonces, de seguir el frenético ritmo de los intereses bancarios, la frialdad indecible de los números rojos, la pálida madrugada en las riberas alejadas de los sueños y sumergidas en el lodo de una contabilidad para la que no nacimos, pero por la que podemos morir.
 No es otra cosa, el suicidio, que un desahucio del cuerpo y habrá que ver qué opina, luego, el juez supremo -si lo hay- del atormentado aspecto de nuestra alma. O sus jirones. Pero no es hora de dejarnos llevar por la nostalgia teológica. Ni por la melancolía inmobiliaria. Tampoco por el instinto de propiedad, su razón o locura. Lo que urge es una ley que adecúe realidad y deseos, derechos y responsabilidades. Algo que mitigue la sombra letal de los rascacielos de la usura -esas feroces colmenas- contra las plantas bajas en ruinas de la ciudadanía.

Etiquetas: