LA TELARAÑA: Destino, Etiopía

sábado, octubre 13

Destino, Etiopía

La respuesta al debate de los sábados en El Mundo: El conseller Mesquida se ha marchado, en plena disputa sanitaria, con su ONG a Etiopía. ¿Cree que ha hecho bien?
 
 
 Sí. Cuando la espantada es general y la diáspora, completa, nada mejor que marcharse a Etiopía (a Etiopía, como metáfora, claro) o a la selva más remota para rencontrarse, ahí, con las viejas hogueras del buen gobierno, con la tribu dando vueltas y alaridos rituales alrededor del fuego y el hambre, de la enfermedad y también de las carencias ancestrales. En esa imagen, repleta de tópicos y de exotismo, de Tercer Mundo abocado a su tragedia y de Primer Mundo ahogado en su infinita soberbia, en ese taller primigenio de folclore, cultura, naturaleza y cábalas, en esa exuberante plaza en el más allá de todas las fronteras es muy posible que el conseller Antoni Mesquida se acabe encontrando a sí mismo; al fin en paz, tras haberla perdido al asumir un cargo político para el que, obviamente, no estaba capacitado de ninguna de las maneras. Ni en cuerpo ni, sobre todo, en espíritu.
 Pero no pasa nada. Si los sindicatos UGT, CCOO, CSIF y USAE dieron plantón al Govern y a los sindicatos de los médicos y enfermeros en la Mesa Sectorial de Sanidad -esa especie de quirófano con el enfermo huido- y hasta Bauzá se fue a Bruselas con motivo del Comité de las Regiones de la UE -ese otro quirófano sin más paciente que un cúmulo de eufemismos-, no le vamos a sacar los ojos al bueno de Mesquida por pasar consulta a la otra realidad en su salsa color amarillo albero.
 Esperamos y deseamos que, en esos once días de asueto y de ONG en acción, se empape de salud y de gloria; y que cuando regrese no le pillen de improviso las urgencias aparcadas, los recortes sin asumir por los recortados, el futuro ensombrecido y contradictorio de los hospitales General y Joan March, el alambicado pago de los complementos médicos, la guerra a corazón abierto de las batas blancas o verdes y los bisturís de acero y sangre renovada. «Llevant en Marxa». Nunca mejor dicho. Y hasta bien lejos. Etiopía como destino, en efecto.
 

 

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