LA TELARAÑA: Las dietas del régimen

sábado, septiembre 22

Las dietas del régimen

La respuesta al debate de los sábados en El Mundo: ¿Cree que los políticos deben completar su sueldo cobrando por asistir a consejos de empresas públicas?
  
 No. La dignidad de un puesto de trabajo, aparte de su remuneración, es la ineludible necesidad de que el lugar que se ocupa en la cadena productiva esté claramente identificado y que, por lo tanto, no sea algo así como el eslabón perdido, esa pieza de engranaje, artilugio o pretexto mágico del que apenas sabemos nada, pero del que solemos, sin embargo, hablar o escribir mucho. Cómo no.
 También lo hacemos, y estas líneas lo demuestran, del trabajo -digital y digitalizado; es decir, a dedo- de los políticos en los consejos administrativos de esos entes, tan curiosos como espectrales, que son las Empresas Públicas, unas sociedades híbridas de las que las únicas noticias que nos llegan -y nos llegan con puntualidad inviolable- son, tan sólo, las multas, los peajes, los impuestos y las facturas. Ya intuimos, pues, a qué se dedican algunos de nuestros políticos en sus sesiones simbólicas de crudo balance de la realidad, esa tortura o psicoanálisis, ese exclusivo régimen que no consiste en pasar hambre. A facturarnos -dietas por asistencia, las llaman- sus horas de temblor y ósmosis, su sudor ácido y su atenta vigilia en ese lugar tan peligroso que debe ser la vanguardia de todos nuestros problemas. Menuda imaginaria.
 Pero todo este asunto no deja de tener su guasa. No dudo que tiene su mérito -y su penitencia- haber logrado hacerse con un pequeño hueco en la selectiva cumbre piramidal de cualquier partido político de cierto peso y adquirir, con el paso del tiempo, el perfil adecuado para que te dejen acodarte a una mesa redonda, una única vez al mes, a cambio -al menos en la Autoridad Portuaria- de unos diez mil euros. Seguro que para llegar a esos niveles de responsabilidad o desahogo hay que saber trepar muchísimo y no tener, además, demasiado pudor ni vértigo. Y si estas dietas son sólo complementos del sueldo, ya no sé qué más puedo añadir. ¡Es que no hay por dónde cogerlos!

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