LA TELARAÑA: Pirómanos y políticos

jueves, agosto 23

Pirómanos y políticos


La Telaraña en El Mundo.
 
 
 Alguna que otra vez me he quedado observando el resplandor del fuego en las chimeneas domésticas de mi infancia, sus reflejos rojos y azules, su aburrida danza sin más música que el chispear áspero de la leña, ni más sorpresa que el fulgor ingrávido de las pavesas. Pero también fui testigo, con el estupor propio de la adolescencia, de cómo algún amigo se dedicaba a prender pequeños arbustos con tan sólo unas cerillas en el bosque vecino. Parecía gustarle. Me sonreía. Y yo, acojonado. Luego los años me confirmaron que hay gente a la que le falta un hervor de joven y le sigue faltando de mayor. Pero esa es otra historia.
 Puedo entender, pues, cierto tipo de fascinación por el fuego, pero no tanta, por supuesto, como la que embarga a los pirómanos que, agosto tras agosto, convierten nuestros bosques en páramos calcinados. Ya se broncea bastante la tierra como para que, además, nos empeñemos en hacer de ella un osario.
 Pero de la sartén o del cazo a las brasas va sólo un breve. Armengol dice estar orgullosa del estado en que dejó un Consell, que ya no parecía poder empeorar después de Munar. Pues algo así deben sentir los pirómanos. Cuanto mayor es la desolación pública, más satisfecho se vuelve uno a su miseria privada.


 

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