LA TELARAÑA: La condición de parado

jueves, agosto 16

La condición de parado

La Telaraña en El Mundo.

  Ya saben aquello de que Dios escribe recto con renglones torcidos. Quizá sólo sea una metáfora, pero también parece valer para alguno de los recortes que sufrimos. O eso vino a decirme un amigo, inquilino eterno de las listas del SOIB y con el catálogo de las sucesivas ayudas sociales ya vencido con creces -me habló del subsidio de desempleo, las prórrogas, la ayuda familiar, los mayores de 45 años, los 400 euros y otros parches que ni le entendí- al recordarme que, gracias al copago sanitario, ya no abona ni un euro por sus medicinas. Nada.
 Supongo que es justo que quien menos tiene, menos pague. O no pague nada. Y más cuando la condición de parado, de hecho, deviene un estado crónico. Algo así como un rumor que un mal día envuelve a sus víctimas y no las suelta. Una herida que se abre y se cierra y ya no se ve, pero que sigue sin curarse, hace callo y se eterniza.
 Una especie de extraña liturgia individual, que hace trizas el entramado colectivo y sus sacrosantos ciclos de producción y consumo, para convertir a la legión de parados en sombras furtivas de lo que fueron. O no, porque a mi amigo le veo la mar de bien. Y contento, porque los fármacos le salen de balde. Otro día le preguntaré por su jubilación. Y a ver.

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