LA TELARAÑA: Una ITV necesaria

sábado, julio 7

Una ITV necesaria

La respuesta a la pregunta de los sábados en El Mundo: ¿Cree que Bauzá necesita relevar a algún conseller tras su primer año de gestión?

 Sí. Un año no es una eternidad, en efecto, pero puede llegar a parecerlo cuando las cosas se complican y nada es lo que parece, sino algo muy distinto. Una broma pesada, una alucinación colectiva o una pesadilla perversa. En el devenir de este brumoso trance parece que anda el Govern firmando un recorte tras otro, afrontando una amenaza -o una realidad- de huelga tras otra y haciendo, quizá, malabarismos para intentar liquidar con éxito el inmenso arcón sin fondo de las deudas heredadas y rebajar la fiebre ascendente -lapidaria- de una crisis que aún no ha empezado a remitir y que hasta puede que empeore, aunque nos parezca imposible. O casi. Por eso no me extraña que el equipo de José Ramón Bauzá ande con la lengua fuera -o con las lenguas, siempre las lenguas, fuera- y la espalda adolorida. La triste figura, en fin, del que anida sueños y sabe que los molinos de viento no son monstruos, sino molinos de viento. Pero son monstruos.
 Es obvio que gobernar no debería ser eso, y no lo es, pero así están las cosas y bajo esa presión mayúscula -quizá surrealista- hay que enfocarlas. Los distintos consellers debieran pasar, de inmediato, una ITV urgente. Debieran sentarse con Bauzá y mirarle a la cara. Decirle qué les duele y qué no. Auscultarse y confesar para qué sí tienen, aún, fuerzas y para qué no. Seguro que no es fácil enfrentarse a esa maraña de temores y resignaciones, a esa impotencia no del todo propia ni ajena, a esa guerra de guerrillas en que se ha convertido la política. A esa enfermedad compleja que recorre el tejido social sin ceder en su efervescente sarpullido. O en algo peor.
 Como para confirmarlo, Carmen Castro ya presentó su dimisión como consellera de Sanidad. Bauzá, pues, está empezando a mover fichas y bien que hace. Necesitará alrededor gentes con todo el valor y el temple posibles, porque el toro de la realidad, cuando embiste, lo hace de veras. Y ahora mismo parece furioso.

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