LA TELARAÑA: Sinfonía de símbolos

jueves, junio 7

Sinfonía de símbolos

La Telaraña en El Mundo.

Nadie me responderá si descuelgo su estridente llamada. Por eso -pero también para no entablar conversación con la lenta voz metálica de una máquina o dejarme atropellar por el vértigo de algún teleoperador inasequible al desaliento- dejo que suene el teléfono, a diario, algo así como media docena de veces. Hago como si no estuviera en casa. O la casa estuviera vacía y la sinfonía entrecortada del teléfono sonara para un patio de butacas y anfiteatros desiertos. La imagen, enigmática, me reconforta, aunque desconozco la causa. A qué negarlo.
Pero esas llamadas zombis me recuerdan que el mundo, a veces, parece existir como por inercia y repetición, con la misma insistencia, quizá, que predicaba Cela para con el arte de escribir y la tozudez de la crítica, y que su hijo ha sabido seguir, al menos, en sus pleitos con Marina Castaño. Me alegra, aunque sin saber por qué, su aparente éxito.
Hay otras muchas cosas que no entiendo y que, no obstante, me resultan gratas o, en cierto modo, agradablemente indiferentes. Que la gente le pite a la Banca, por ejemplo. Que se sucedan las caceroladas contra los recortes y lenguas que sean. O que se libere «Sa Foneta», tapiándola. Todo ese universo simbólico me recuerda que está sonando el teléfono y que no pienso, por supuesto, descolgarlo.

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