LA TELARAÑA: El poder de las feromonas

lunes, abril 30

El poder de las feromonas


La Telaraña en El Mundo.

Cuando las cosas no van bien, uno puede pasar de largo y alzar un muro a su alrededor. No es un gran problema, porque el mundo está lleno de pequeños muros individuales, de mezquinos y pudorosos islotes donde aún se puede, o casi, respirar tranquilo. O eso nos decimos, mientras cogemos aire y miramos hacia otra parte. Siempre miramos hacia otra parte, porque lo que vemos no nos gusta y en el muro ya no caben más grafitis ni cruces, más deseos urgentes, más quimeras que aplacar al precio que sea. El del desencanto ya lo pagamos hace tiempo.
Pero no fue suficiente. Nos queda preservar la lucidez y llevar más allá nuestros pensamientos, aunque no sepamos dónde. No es fácil hablar de la supervivencia. O de la solidaridad. Ni de la ternura. No es fácil, siquiera, hablar entre los gritos e insultos de la muchedumbre. Hay hambre y sed atrasadas y los lunes al sol se han convertido en semanas, meses, años, y el sol aprieta cada vez más y queda poco maná en las ubres de la inteligencia. O dónde sea.
Mañana es 1º de Mayo. El cafre mayor de la UGT, Lorenzo Bravo, le dijo a Bauzá que «deje de hacer el gilipollas». No es un mal consejo, aunque venga de alguien que no parece creer que las urnas legitimen nada, salvo el error mayúsculo de votantes y no votantes. ¡Qué zotes ambos y todos! Lástima que de las ofensas sólo quede el aroma primaveral de las feromonas. Pero tanto da. En sólo quince días se verá que somos un país de plazas repletas de sol, jaimas y banderas de Islandia. Es genial.




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