LA TELARAÑA: Dinero y ectoplasmas

viernes, abril 6

Dinero y ectoplasmas

La Telaraña en El Mundo.

Todo es y permanece. Al menos, mientras le prestamos atención, porque luego ni se sabe. Antich no recuerda cuánto pagaba a los sindicatos, pero se felicita de su magnífica relación con ellos. Y es que no hay nada como pagar y sonreír. O dejar que tus contables actúen como si en una ruleta rusa de EuroVegas, que ya vendrá, después, la Unión Europea y congelará tus cuentas y otros -siempre otros- afrontarán tu derroche. ¿Para cuándo la plena responsabilidad económica de la clase política sobre el incierto destino de nuestro dinero? Muy mala pregunta, la que no tiene respuesta.
Pero no es la única. Creo que ya lo dije, pero lo repetiré ahora. Carezco de lengua propia y de lengua común, y maldita la falta que me hacen esas cuñas tribales en un mundo donde lo único que me importa es lo indecible; y el resto se me escapa, y mejor así, adiós, buen viaje, porque hiede a estofado de rebuznos entre las quijadas de la ignorancia. O peor.
Con todo, algo se cuece en esa marmita donde la lengua pone el caldo de su sagrada inocencia y los parias del Pacte, desterrados del poder político, añaden los lazos y la carcoma nacionalista de sus dos o tres principios fundamentales; entre otros eufemismos y distracciones, el repudio a la violencia de los ectoplasmas (que la llaman de género, vaya) o el fervor (genético) por la pureza lingüística de sus milicias hacia el abismo. Colosal.

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