LA TELARAÑA: Nostalgia del despilfarro

viernes, marzo 9

Nostalgia del despilfarro

La Telaraña en El Mundo.


Las cuitas legales me permiten alguna que otra digresión donde los protagonistas no son los imputados, fiscales o jueces, sino la sociedad entera. No conozco a Damià Vidal, pero sé que anda entre los bastidores de la trama Bitel, con muchos euros de por medio. También hay dos psiquiatras y, así, el espectáculo no puede ser más glorioso. La comedia humana en su apogeo. Material literario sobre el lodo, con la música del metal al fondo. Pura ebriedad.
No sé nada sobre trastornos bipolares o narcisismo. Mi euforia va y viene cuando le apetece, pero la ignoro. No me la creo cuando me halaga. ¿Cómo voy a creérmela cuando me denigra? No sé qué dirían, sobre eso, los psiquiatras. Lo suyo es trasladarnos frases antológicas y que nos las creamos. «Vidal se sentía tocado por la gracia de Dios». O «estaba arrepentido y quería crear un prototipo de submarino para restituir su imagen». Alguien así se merece cumplir sus delirios. Cómo no.
Otros que tal son los que, ahora, claman contra los recortes cuando, mientras gobernaron -ellos o los suyos, los que fueren, porque los hubo de toda ralea- vivían de la lujuria de las subvenciones. Ahí quisiera ver yo a los psiquiatras taladrando, con su fino olfato metalingüístico, las obsesiones de la OCB y de no sé qué, cuál, Consell de la Societat Civil y su ristra de manifestaciones convocadas. ¿Revolución permanente o nostalgia del despilfarro? Quién sabe.

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