LA TELARAÑA: Los muertos de todos

jueves, marzo 15

Los muertos de todos

La Telaraña en El Mundo.

Es circunstancial y pasajero, como todo, pero llevamos días con la ciudad dividida por franjas de sol y sombra. En las primeras se está muy a gusto, como si bajo el manto cálido de una caricia, mientras que en las segundas hace frío. Un frío áspero y nervioso. Sabemos que, muy pronto, las cosas serán distintas y que, en vez de huir de las sombras, nos refugiaremos en ellas y que su frío actual se convertirá en el único lugar habitable y el sol volverá a sus andadas, al plomo del desierto y al agobio, a las llamas ágiles de un horno en marcha, quizá en el corazón o las entrañas de un tren varado sin más destino que consumirse. Como nosotros.
Pero no hay forma de permanecer sólo en el sol o en la sombra y hay que aprender a vivaquear de un lugar a otro y así, y midiendo los tiempos, el espacio se convierte en un tablero cuadriculado donde somos peones y alfiles, torres, caballos o damas; y reyes solitarios, cuando la partida acaba. Nadie desea que se le acabe la partida.
Quizá toque, pues, buscar esa delgada línea donde sol y sombra sean la misma cosa y ambas y ninguna y haga frío y calor y el equilibrio nos obligue a distinguir qué somos y qué no. Hace ocho años -días después del 11M- salí a la calle a manifestarme por última vez. Hoy recorro las mismas aceras y rememoro la asfixia entre aquel gentío. Qué solos nos quedamos los vivos, cuando ni los muertos lo son, de todos, por igual.

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