LA TELARAÑA: De la usura y Belice

lunes, diciembre 12

De la usura y Belice

La Telaraña en El Mundo.

Leo, como por azar, que Urdangarin pretendía desviar cinco millones más a Belice. Cinco millones más. De euros. Nada menos. Estas cifras sí que dan qué pensar y no las quimeras que uno forja cuando desea, sin éxito, parecer solemne. Pero hay cosas que, sin duda, se me escapan. Estoy seguro -y segurísimo de no poder comprobarlo nunca- que el día que gane o me llueva, cómo si no, un mísero millón de euros no intentaré conseguir otro. ¿Para qué? ¿No basta con esa cantidad -o con menos- para vivir tan tranquilos, para hacer lo que, de verdad, nos guste y mirar el paisaje como si fuéramos, al fin, el árbol solitario, pero en buena compañía, que siempre soñamos ser?
Pero igual yerro y un millón llama a otro y a otro y jamás se llega a la cifra definitiva porque, alrededor o adentro, siempre hay algo o hay alguien que quiere medrar con nosotros y ya se sabe lo frágiles que somos y lo débil que es la carne y lo poco que abultan, de hecho, unos millones de aquí y otros de allá. Ah, qué teatral la nauseabunda ubicuidad de la mierda.
Pero algo se me escapa, ya lo dije. Y quizá sea el peculiar gusto de algunos por cultivar la ostentación y asociarse con la usura. «Con usura no tiene el hombre casa de buena piedra» decía Ezra Pound en su Canto XLV. Ni casa ni palacete real. O sea, auténtico, añado. Por eso, y mientras tanto, acaricio las más de mil páginas de los Cantos como si fueran fajos de billetes de un valor incalculable. Y lo son y están a mi alcance. En mis propias manos.

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