LA TELARAÑA: Apocalipsis ciclista

viernes, diciembre 9

Apocalipsis ciclista

La Telaraña en El Mundo.

Todos y, desde luego, Murphy, lo sabemos: si algo puede salir mal, saldrá mal. O como dice el corolario a la ley de Chisholm: cuando parece que ya nada puede ir peor, empeora. No se me rían, o no mucho, porque con frases así se puede acabar perpetrando todo un tratado sobre la conciencia del lenguaje, su intencionalidad más o menos oculta y hasta sobre el armazón filosófico del mundo en que vivimos. Es decir, sobre aquello que desconocemos, pero cuya sombra intuimos que nos acecha y ronda. Al menos, si no nos atropella, que esa es otra.
Pero hay cosas que superan todas las expectativas. Así, si Aina Calvo consiguió, con sus carriles bici, apretujar peatones, biciclos, coches, taxis, autobuses y mudar las Avenidas en el lugar donde anduvimos al borde de un ataque de nervios, no es menos cierto que los cambios viales de Mateo Isern han dado paso a un apocalipsis ciclista.
No sé muy bien qué ha ocurrido, pero el ciclismo más extremo -carreras de obstáculos humanos en San Miguel y Sindicato, descensos olímpicos en Olmos, derrapes de circo en el Borne y sus aledaños- ha convertido Palma en el oasis perfecto donde quemar gomas sin más freno que el pánico y el estupor general. Me dicen que, en Febrero, una nueva ley pondrá coto al asunto. Me acuerdo de Murphy y Chisholm. Tiemblo. Suerte que me queda la Paradoja de Silverman: Si la Ley de Murphy tiene que salir mal, saldrá mal. Que así sea.

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