LA TELARAÑA: El efecto mariposa

jueves, octubre 6

El efecto mariposa

La Telaraña en El Mundo.
  
Tengo en mi ordenador varias máquinas virtuales, con su sistema operativo propio, su disco duro, su memoria y archivos, su escritorio y su anecdótica razón, quizá, de ser. En algunas, además, he introducido otra máquina virtual y aun en esta, otra. Así se obtiene una red de sistemas informáticos -como muñecas rusas- que funcionan sin saber nada los unos de los otros; de hecho ni se comunican entre sí -si no quiero- y me da que cada uno de esos mundos se cree único e independiente. Es normal, el conocimiento tiene sus límites y la verdad es, siempre, una especie de sospecha furtiva. Indemostrable.
Luego, al apagar el ordenador, esos universos desaparecen al unísono y sus sueños de grandeza e identidad se convierten en ruinas, tinieblas, nada. Quiero decir, pues, que todo es simulación. Lo es la Realidad y, también, cuanto creemos saber de ella. Muy poca cosa, por cierto.
Leo con avidez, sin embargo, sobre los esfuerzos que se hacen para superar la estrechez actual del conocimiento. El proyecto FuturICT, por ejemplo, intenta simular el futuro de la vida estudiando las interacciones sociales, las redes, la globalidad. El efecto mariposa de 140 caracteres en Twitter o un video en YouTube. Pero yo sigo sin entender para qué existen en Palma los teatros si, para llenarlos, hay que traerse a gente como Faemino y Cansado, Agustín «El Casta» o Piedrahita. Y no quiero que nadie me lo explique.

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