LA TELARAÑA: octubre 2011

lunes, octubre 31

El prestigio y los dineros

La Telaraña en El Mundo.


María Salom piensa que convertir los Premis Mallorca en puramente honoríficos, suprimiendo los cincuenta mil euros, que llegaron a ser setenta mil en tiempos de Munar, para una novela en catalán -aparte de lo que recibían las categorías consideradas menores, no sé por quién ni por qué motivo, de poesía y narrativa juvenil- no le restará ni un ápice de prestigio al galardón. Estamos de acuerdo con ella. La aplaudimos, incluso. Hay que abrir los ojos y mirar y hablar claro.
El prestigio cero -si no negativo- del oneroso certamen, que en su debut otorgó un espléndido primer premio desierto -a saber dónde se gastó, si se gastó, luego, el dinero- no puede sino mejorar y así, al menos, verá la luz el libro de algún autor que no busque forrarse con las pendencias lingüísticas, sino, sólo, hacerse un hueco en su maternal seno. O en sus aledaños. En sus librerías. En sus tertulias o en dónde sea. En la guantera del lector y no en la grosera lista de las compensaciones desorbitadas.
También ha dicho la presidenta del CIM, al justificar la eliminación de las regalías, que "hay otras prioridades" que obligan a dedicar a la creación de empleo y a la incentivación de la actividad económica "la práctica totalidad de los presupuestos". Seguimos estando de acuerdo. Ya es hora de que el dinero público se destine a las necesidades sociales más urgentes y no a dar lustre a lo que, si no brilla por sí mismo, no brillará en modo alguno, por mucho oro de curso legal con que lo sepulten.

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sábado, octubre 29

En el Museo Kafka

Prohibido sacar fotos. Pues eso.








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La hache muda e intercalada

La respuesta al debate de los sábados en El Mundo: ¿Cuál es la denominación que prefiere: Maó/Mahón o Mahó/Mahón?


Como el esperpéntico asunto de una hache bailando, jocosamente, entre lobos y corderos esquilmados, no puede ser tenido muy en cuenta -máxime cuando ya nada ni nadie podrá cambiarle el nombre de Mahón al Mahón que, desde mi infancia hasta aquí y ahora y suma y sigue, ha formado parte de mi catálogo afectivo y familiar- lo mejor es dejarse llevar por el torrente de caracteres que han convertido, en Twitter, a #ésMaó o a #traduïmpobles en los trending topic de una actualidad intermitente y compulsiva -cuando no, colapsada- que busca, al menos y qué menos, sobrevivir al tedio yéndose por los cerros de Úbeda a lomos del ingenio y de la sátira, de la desmitificación y de la burla, cuando ya resulta obvio que, ante la falta de inteligencia, tacto y sentido de la oportunidad de los políticos de turno, no hay nada mejor que hacer ni, por supuesto, que comentar. Que suele ser siempre. O casi siempre.
Pero ya les digo. Nada mejor que perder el tiempo o dejar que pase sin que nos aprieten, aparentemente, sus costuras. Dejarse llevar como si las horas fueran olas y volvieran, a cada paso, como la marea y la espuma, como el frío o el calor, como el día o la noche. Dejémonos llevar, aunque envejezcamos en el intento. La parodia a falta del rigor. He recogido, de algunos tuits ajenos, estas discutibles perlas. Valldemossa, el valle de la muesca. Banyalbufar, cuerno al soplar. Sencelles, sin ellas. Manacor, manda corazón. Y algo más lejos, Moscú (Moscou), nos escuece. La lista podría eternizarse como sólo puede hacerlo el juego de retorcer las sílabas sin que la realidad se inmute.
En ese contexto es donde habría que situar el orden jerárquico de las cosas y aclarar, antes que nada, que si no pueden -o no saben- mejorar la realidad, no es de recibo que nos embarquen -o embauquen- en un nuevo, pero muy viejo, juego de palabras. Este trabalenguas empezó en junio de 2005 con la entronización canónica de Maó, en vez de Mahón. Y ahora, la revancha. Quieren pasarse a Mahó y resucitar también -a buenas horas, mangas verdes- el desahuciado topónimo de Mahón. Ya les di, arriba, mi opinión, sabiendo que no vale para nada. Que decidan ahora ellos -los mahoneses- lo que más les guste, se les antoje o quieran. Mal que les pese, o no, esa hache muda, la quiten o la pongan, seguirá ahí, intercalada en pleno corazón de la ciudad, por los siglos de los siglos. Amén.

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viernes, octubre 28

Humor y tinieblas

La Telaraña en El Mundo.

En el Café Slavia -en Praga, donde estuve hasta ayer- ya no corre la absenta, pero el frío rumor de las luces de neón parece querer rendir homenaje a días antiguos y sedientos. También hubo bares así, en Palma, cuando las noches eran tan largas que ni amanecían y aunque, quizá, ya no existen, sí que recuerdo su sed insaciable y espesa como una melena de nubes, siempre enredadas y siempre misteriosas.
Pero hay que ver cómo la memoria diluye las distancias. Hace unos lustros la gente obsequiaba a los guardias de tráfico con cestas navideñas, botellas de vino o puros casi habanos. Nada muy valioso, claro, pero ese gesto, hoy, sería imposible. O constituyera, acaso, delito de soborno, prevaricación o qué sé yo qué otro dislate, cuál. Es lo que tiene la modernidad, que ya no conocemos a quien nos pone las multas o nos ayuda, tal vez, a empujar el coche cuando el motor dice basta y no nos queda otra que coger el móvil y encomendarse al seguro, a la grúa o la familia.
Esa imagen urbana me la evocó una viñeta de Blanco Ibarz: «Las ensaimadas de Mallorca». Paseaba por los aledaños del Casal Solleric y visité su exposición «Humor Blanco», un sobrio repaso a buena parte de su obra en el TBO. El humor de Blanco era blanco por ser suyo y blanco -y negro- por mostrarnos la realidad como él supo verla, entre las tinieblas de la época. Ridícula, tragicómica, sí, pero también -y en cierto modo- amable.

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jueves, octubre 27

De bisontes y culturas

La Telaraña en El Mundo.

El viejo concepto de la territorialidad, cuando uno se sabe siempre de viaje –físico pero, sobre todo, espiritual- es una de esas grandes falacias que sólo se mantienen, pese a ser insostenibles, gracias al curioso maridaje entre el poder político y la parte más servil –aunque, quizá, más humana- de la cultura. Debe de tener su glamour enarbolar la bandera del localismo e irse lo más lejos posible, a Nueva York, por ejemplo, y plantar allí tu pica y tu pala, tu artefacto rupestre y tu nube mediterránea –¡tan preñada de raíces!- en pleno océano futurista de amantes de lo exótico. «Catalan Days, 2011». De ahí al cielo.
O a donde quieran los teólogos del IRL. ¿Para cuándo, no un fantasmal Instituto con su nombre, sino una promoción efectiva de Ramón Llull en su Palma natal? Tanto revuelo con 8 artistas de las Islas en las riberas del Hudson me recuerda el contraluz de las exposiciones de arte tribal. Qué bisontes y qué escenas de caza, qué conceptualismo, qué abstracción, qué sé yo. ¡Pero si son como nosotros! O es que fuimos ellos y aún lo somos. El eterno juego de las afinidades de parte.           
Donde sí parece que se han puesto las pilas es en la Biblioteca del Consell de Mallorca. Su iniciativa de apoyar el bookcrossing es la mejor manera de que el libro –o sea, la cultura- viaje de mano en mano sin que tengamos que rendirle cuentas a nada ni a nadie. Sólo al deseo de aprender. Nada menos.

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martes, octubre 25

de lápidas, absenta y danza





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lunes, octubre 24

Kafka y los hombres huecos (de Eliot)

(Continuará)

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la chica del escaparate

Atravesó el cristal y salió a la calle.




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De Gadafi a Kafka

La Telaraña en El Mundo.


No sé si será por mi escepticismo ante el estallido de la primavera árabe o si por la certeza del otoño de una civilización, la nuestra. No sé si será por pudor o si por el efecto de una digestión pesada y un ánimo, quizá, escindido. La muerte de Gadafi -encarnada en las primeras imágenes de su cadáver- me recordó lo ya visto: la alegría cínica de quienes hace sólo tres años, cuando Barack Obama le invitó a una cumbre del G-8, le acogían entre los suyos y la alegría, repleta, sí, de heridas pero, también, de venganza, de quienes le combatieron hasta el final y le ejecutaron.
Puede pensarse -por qué no- que bien está lo que bien acaba y que, obviamente, Gadafi se había ganado a pulso su desenlace, pero, aun así, la película completa de los hechos no deja de parecerme pura barbarie. Algo así como la fe ciega en la declaración ritual de unos asesinos encapuchados. El paisaje, pese a sus aires de libertad, sigue siendo el de un callejón sin salida.
Pero igual yerro y empezará a florecer la vida en Libia y en tantos otros lugares donde las dunas huelen a petróleo y a miseria, y el calor y la asfixia del desierto enloquecen a muchos, pero no a todos. Cuando lean estas líneas, yo estaré, si todo ha salido bien, en Praga. Quizá cruzando el Puente Carlos en busca de Kafka y su Castillo. O perdiéndome en las callejuelas doradas donde nació Europa y donde, también, estuvo gravemente enferma. Hay autopsias que conviene hacerlas en el lugar de los hechos y no en el de los deseos.


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domingo, octubre 23

esperando a Kafka



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sábado, octubre 22

Sálvese quien pueda

La respuesta al debate de los sábados en El Mundo: ¿Cree acertada la decisión del Govern de eliminar las subvenciones a sindicatos y patronales?


No. Pero no por exceso, sino por todo lo contrario, por defecto. Repaso la última publicación del BOIB y me encuentro con la retahíla acostumbrada de subvenciones, unos catorce millones de euros que vuelan, entre otros lugares de lo más variopinto, a las arcas del IMFOF, al ayuntamiento de Manacor o al de Ibiza. ¡Hasta a la OCB le llueven, también, cien mil euros! Y todo aparenta ser un dar y no parar, una lluvia de dineros que no se sabe muy bien para qué sirven, porque van y luego no vuelven, desaparecen, se diluyen en no se sabe qué selva negra y obras son amores y no, nada, por mucha ayuda que se lance al río el náufrago se ahoga y el remolino se lo traga y las arenas movedizas lo engullen y adiós a los dineros y el desastre ya está servido y la caja siempre está vacía o peor aún, está repleta de agujeros negros como pozos sin fondo, de cuentas sin saldar porque hace ya tiempo que se perdió el sentido del equilibrio y la mesura es sólo una palabra inútil, el último eufemismo del derroche selectivo, esa imparable carrera hacia el abismo. Estamos ante él y sólo nos falta dar un único paso al frente. Sólo uno.
Y ahora va el vicepresidente económico del Govern, Pep Ignasi Aguiló, y suelta, actualizada, la del anciano Perogrullo: «Las relaciones con los agentes sociales no pueden ser mejores o peores en función de las ayudas que puedan recibir». Y sí, tendrá toda la razón del mundo, es muy cierto, pero también tendrá que poner, y urgentemente, cara de póker o de algo más, una escalera de colores, por ejemplo, para que no se le note el temblor y el ánimo conciliador, la imprescindible prevención defensiva un instante antes, uno sólo, de que los sindicatos, esos entes legal y socialmente depredadores, le salten a la yugular y se lo merienden. Visto y no visto.
Pero tiene razón -sin saberlo ni quererlo, claro- el STEI-i cuando pide, aunque sea retóricamente, que se eliminen, también, las subvenciones a los partidos políticos. Claro que sí. Estamos de acuerdo. Hay que eliminar cualquier gasto superfluo y no sólo eso, hay que dejar de ponerles paños calientes y ungüentos mágicos a las instituciones que no puedan valerse por sí mismas. Que los sindicatos vivan de sus propios afiliados. Que lo mismo hagan los partidos políticos y que cada cual aguante su propio palo y su propia vela. Pero que soplen, en definitiva, los mejores vientos para todos.


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viernes, octubre 21

La celda número 4

La Telaraña en El Mundo.

Supongo que la Historia es, desde siempre, una mezcla de verdades y mentiras, un cúmulo de anotaciones interpretadas quién sabe cómo ni por qué, algo así como el jugo exprimido de las cosas a través del cedazo del tiempo y de las distintas formas de entender la vida: una sucesión de referentes culturales y un colapso de anécdotas que, finalmente, sólo sobreviven a su fugacidad esencial a base de voluntad de conocimiento, de errores y de aciertos de interpretación. A base de mirar atrás con la mirada de hoy sabiendo que el paisaje que vemos es sólo el sueño que tuvimos o el que, acaso, quisimos tener. No es fácil discernir algo más que penumbra en la penumbra.
Pero aun así, la Historia existe y sí que sucedieron los hechos, o buena parte de ellos, y la tribu -la nuestra, como cualquier otra- sólo toma asiento y se engrandece si los recuerda y honra, si los convierte en danza y cánticos alrededor de la hoguera. En poema a juego con el humo de sus llamas purificadoras.
Ahora, la Audiencia Provincial de Palma ha decidido que Chopin, George Sand y sus hijos se alojaron, entre 1838 y 1839, en la celda número 4 de la Cartuja de Valldemossa en vez de hacerlo en la número 2, según aseguraba la publicidad de no sé muy bien quién ni me interesa. Pongo en el giradiscos sus «Preludios» y ojeo una edición muy ajada de «Un invierno en Mallorca». La celda es ahora mi casa y no sé qué número ponerle. 

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jueves, octubre 20

Apuntes del natural

La Telaraña en El Mundo.

  
Varios payasos, traídos del extranjero, y con tantas canas como oscuro pasado, anduvieron por San Sebastián escenificando una Conferencia de Paz donde sólo cabría un juicio sumarísimo y rápido. Letal. La cosa en sí, no obstante, no tendría mayor importancia sino fuera porque una pantomima más es sólo una pantomima repetida y no parece de recibo seguir perdiendo el tiempo revisionando siempre lo mismo. O más de lo mismo. ¡Cómo si el tiempo nos sobrara!
Pero hay otros que hacen igual y no son pocos, precisamente. Leo que diez mil personas desfilaron en Palma el 15-O, como si prolongando el 15-M. Me resulta tan fácil compartir su justa indignación, como difícil aceptar su fe ciega en el gregarismo ambulante, su gusto rancio por las pancartas, las frases hechas y los tópicos, la greña de una dialéctica que, cuando no alza el puño o el brazo -tanto da-, lanza la piedra y esconde, siempre, la mano. Vale ya de seguir perdiendo el tiempo.
El paisaje, pues, es el que es, aunque puede empeorar. Así, para mañana se anuncia una manifestación con el lema “Per dignitat, no a la destrucció de l’Estat del Benestar”. La convoca un autollamado «Grup de Profesionals de l´Àmbit Social» y uno, en su inocencia, se apuntaría a su metralla, sino fuera porque quienes más la alientan son el STEI-i y la web de «Tribuna Mallorca», y dudo mucho que estos sepan cómo se construye, no su bienestar, sino el de todos.

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lunes, octubre 17

La educación incidental

La Telaraña en El Mundo.


Recuerdo que hace siglos leí a Paul Goodman -entre la hojarasca de otros autores que, por fortuna o desgracia, he olvidado- y que me deslumbró su concepto -entre oriental y californiano, vaya cóctel- de la educación incidental. Creo, vagamente, que se trataba de aprender sobre la marcha, por entre las zanjas de las calles y las trincheras de la vida, como si jugando a seres libres en una sociedad libre, donde la bondad natural del hombre debía de hacer el resto y cambiarlo todo. Como si un milagro.
Hay que ver con qué facilidad se llegan a conclusiones que parecen ciertas, lógicas y hasta deslumbrantes y que, sin embargo, no lo son. Resulta que todos -o casi todos- confundimos, en algún momento, la realidad y el deseo y nos embarcamos, así, en magníficos viajes utópicos que, aunque no nos llevan a ningún lado, sí que nos hacen mejores. De todo se aprende. O eso creo.
Pero lo que me ha devuelto a la memoria el arduo asunto de la educación ha sido la presencia, en Pollensa, de tres gurús internacionales de algo muy similar, no sólo a las tesis de Goodman, sino, también, a las de la vieja Escuela Moderna de Ferrer i Guardia. Nada menos. Se trata de Satish Kumar, Fritjof Capra y Gunter Pauli, una mezcla de pacifismo, ecología y pasión lúdicas. Espero que Monserrat Casas y los indignados del 15M hayan asistido a las conferencias. Igual no estaría de más incluir sus cursos, tanto en el prosaico temario de la UIB como en el de la Universidad Libre de la Plaza Islandia.

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domingo, octubre 16


Muchísimas Felicidades a Inma Chacón por quedar Finalista del Premio Planeta 2011.

Nunca podré agradecerle, sin embargo, lo suficiente que utilizara unos versos míos para prologar su anterior novela: Nick. Una historia de redes y mentiras. Editorial Luna Roja. Mayo 2011.

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sábado, octubre 15

Delirios de grandeza

La respuesta a la pregunta de los sábados en El Mundo: ¿Cree que el antiguo edificio de Gesa, que protegió Munar, tiene que dejar de ser BIC?


No. Sólo a Marìa Antonia Munar, tan peligrosamente prosaica, ella, como carente de ilustración y buen gusto, se le podía ocurrir, entre muchas otras cosas, catalogar de Bien de Interés Cultural a ese monstruo reflectante en pleno solar de Núñez y Navarro, en la prolongación de la sombra dentada y prodigiosa de las agujas de la Catedral o los arcos romanos de la Almudaina, el vaivén tortuoso de las murallas, la fina línea del asfalto serpenteando justo al borde del mar y los arrecifes y el rocío, en el centro mismo -quizá mitológico, quizá irreal- de ese lienzo, siempre inacabado, al que llamamos la fachada marítima de Palma. Ese lugar que sólo existe desde lejos o, mejor, desde muy lejos, desde las alturas de Google Earth, por ejemplo, o desde la alquimia tipográfica de un atlas o el angular desorbitado de una fotografía aérea y remota, fantasmagórica.
Pero ya se sabe que el arte es un misterio y la cultura, tan sólo, su liturgia. O al revés. O al contrario. O qué sé yo, o qué puedo, sobre todo, decir yo, ahora, en este delicado instante de turbación y frío muscular en el que casi todo pierde su significado y, por ejemplo y ya puestos, una escultura se convierte en una instalación y un cuadro en un artefacto y un poema en un cúmulo de fractales o en un diorama de insensateces y no hay otra realidad que el plagio ilustrado o la intertextualidad, el holograma inverosímil de unos pocos multiplicándose en los otros y así el mundo es -¡tan sólo!- la perversión de un ojo que cerró, hace tiempo, sus pupilas y aceptó -a la fuerza ahorcan- que todo es representación y delegación y usurpación y este cuerpo ya no es el mío y esta tierra no es la que es y ni importa, porque nada se pierde, sino que se transforma, o ni eso, y lo que era, o debía ser, el hogar es, ahora, una ruina y un eufemismo y sólo una mirada limpia -nueva o vieja, pero virgen y transparente- podría devolvernos lo que ya no existe. ¿Seguro que no existe?
Estoy convencido que Munar vio en el edificio de Gesa la representación exacta de su ideal artístico y no sólo eso. También debió sentir que ahí podía, al fin, eternizar su propio éxtasis de posteridad. Y como podía, lo hizo, y no seré yo quien se lo discuta. Lo malo de los delirios de grandeza ajenos es que te dejan el paisaje hecho unos zorros y eso no te facilita, en absoluto, reponerte del susto o de la risa. O de ambos.

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viernes, octubre 14

La España invertebrada

La Telaraña en El Mundo.

Pasó el gran día. O atrás quedó el gran simulacro. 12 de Octubre y en bermudas. Palma desierta y todos jugando, quizá, con la espuma del agua y los castillos de arena. Las fuerzas armadas desfilaron ante Zapatero, su corte y las embajadas autonómicas. Yo lo haría al revés, que se sentaran los militares -Rey, incluido- y que desfilen Zapatero y la legión autonómica de políticos. No sé si sería tan espectacular, pero seguro que sería más justo. Ya vale de rendir honores a quienes no los merecen.
Pero resulta que faltaron muchísimos. No estaba José Blanco, con más facturas sin explicar que muescas de dolor en la chapa polvorienta de nuestros soldados en las trincheras de Afganistán. Ni Leire Pajín, qué desastre de velada. Y tampoco asistieron los presidentes autonómicos de Cataluña, País Vasco, Andalucía, Murcia, La Rioja, Cantabria, Canarias y Baleares. Bauzá lo celebró en casa. Pero visto así, parece que no había nadie y que el guiñol de Madrid era un simple desfile ante la España invertebrada, que ya dijo Ortega y Gasset en 1921. Casi hace un siglo. O decíamos ayer.
Pero no hay problema y, si lo hay, no es nuevo ni tiene solución. Mañana mismo se celebra el 15-O para intentar revivir la algarabía del 15-M, como si cinco meses después alguien supiera cómo articular la indignación sin convertirla en una parodia cruel de la propia democracia. De su actual descomposición. O de su mugre.

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jueves, octubre 13

Los diez mandamientos

La Telaraña en El Mundo.
  
No sé si hablarles de la crisis sistémica, del sistema en crisis o de la crisis como sistema. Poco importan las definiciones cuando el despilfarro reina como forma única de vida, los asientos contables son meras transferencias de fondos virtuales y la economía, una torrentera de subvenciones de ida y vuelta. Ello explicaría, quizá, que Armengol tuviera tiempo, antes de irse al corro de la oposición, de darle a la OCB los últimos 211 mil euros de la caja vacía.
Ignoro qué fascinación ejerce ese ente sobre el poder político y si una minuciosa auditoría de cuentas nos arrojaría, o no, la luz suficiente. Tampoco sé si Bauzá podrá con ellos o si fracasará como tantos otros. Igual la llama de la lengua es eterna y ni las plagas bíblicas le pueden. ¿La metáfora de la zarza que arde sin consumirse? Pues eso.
La OCB ha publicado su catálogo de movilizaciones y quejas. Ocho puntos, donde yo esperaba los diez mandamientos del despotismo lingüístico. Se quejan de la abolición de los ministerios de Política Lingüística y los correctores de IB3. Gente de la UIB, claro. De la reducción de la dinamización (lingüística) de Palma. Del anteproyecto de Ley Pública. De la retirada de las subvenciones que, además, ya se gastaron. Del adiós al decreto de mínimos y al reciclaje en catalán de los profesores. Ah, y del anuncio del bilingüismo en IB3. Si se estiran un poco más, seguro que llegan a diez. Ánimo.

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lunes, octubre 10

La manzana de Jobs

La Telaraña en El Mundo.

Parece que morirse, amén de triste, necesario y muy engorroso, tiene efectos secundarios. Tanto panegírico loando a Steve Jobs me tiene algo más que confuso, porque, aunque no le negaré su perspicacia comercial y su impresionante dominio de la gestión mediática, sólo estamos hablando de un vendedor de ilusiones, de un gurú del consumismo elevado a la enésima potencia, de un experto, no en informática, sino en diseño o marketing y, siempre, a los precios más altos del mercado.
Tengo un Ipad. Lo reconozco. Es un aparatito útil para cualquier cosa que no sea un trabajo serio. Carece, como el MacBook Air o el Pro, de la versatilidad de un portátil cualquiera. Su sistema operativo es un bunker y los programas que le puedes meter son, tan sólo, los que Apple quiere. No sé qué puede tener de democrático -y de ofimático- semejante monopolio.
Luego está lo que más me molesta. Las frases. O su vocación lapidaria. ¿Qué filosofía es esa de mirarse al espejo y preguntarse sobre si hoy vas, o no, a hacer lo que te gustaría y, en caso reiteradamente negativo, asumir que te llegó la hora del cambio? ¿Qué hora, qué cambio, si igual llevas años sin trabajo o tienes el que nadie desea y, aun así, te das con un canto en los dientes y tu sonrisa es sincera y hasta risueña, aunque tenga más grietas que tu propia alma en vilo? Con tanta mixtificación en el aire de todos, quizá lo mejor sea olvidarse de los espejos por si el que te mira ya no eres tú, sino tu maldita sombra. O al revés.

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sábado, octubre 8

«Supergarcía en la Hora Cero»

La respuesta al debate de los sábados en El Mundo: ¿Seguirá la guerra civil en el RCD. Mallorca?


No. Ya se sabe cómo es aquello, tan manido, de la tempestad y la calma que se suceden porque, de hecho, nada puede durar eternamente y no hay dolor, ni tampoco placer, que no precisen, de vez en cuando, tomarse un respiro, darse una tregua o, incluso, olvidarse de todo para siempre. No habrá más guerra porque ni siquiera la hubo; sólo fue un ruidoso temblor, un conflicto de intereses y, se supone, de comisiones, un choque multitudinario de egos empeñados en ser los machos alfa de una tribu donde los únicos machos son los que hay que atarse en el césped; que sí ahí no demuestran su poder y su enjundia, todo -los accionistas de la sociedad, el furor de las peñas y hasta el orgullo patrio de los patriotas, si es que los hay o los hubo alguna vez- se disuelve, se difumina, decae y desaparece y, al cabo, el club entero se convierte en un espectro en llamas sin más ardor que su histórico pasado y su absoluta ausencia de futuro. Un raquítico cadáver por el que no vale la pena litigar porque no hay nada que salvar de entre sus alargadas sombras. Y aunque las sombras coticen -y de qué manera- en la bolsa, su valor acaba siendo, siempre, puro espejismo especulativo condenado a la abolición, a la compraventa precipitada y a la baja. Un experimento, diríase que testimonial y, definitivamente, ruinoso.
Con todo, donde hay ruido es que hay vida. O, en su defecto, algún que otro sucedáneo suyo. Y por ahí sí que vamos a seguir teniendo material de risa y olvido los que nunca supimos nada de periodismo deportivo salvo lo que le aprendimos, en las breves y calurosas noches de la infancia, a José María García y su gloriosa baraja de chupópteros, correveidiles, mustélidos y lametraserillos. Pablo, Pablito, Pablete. Ojo al dato. No es lo mismo un hombre pobre que un pobre hombre. Y una pila de frases y refranes de ese estilo, que ya saben lo enorme que puede llegar a ser la épica deportiva si la comparamos, sobre todo, con la ética al uso de sus más egregios dirigentes.
Toca, pues, a rebato. A hora cero de unión y reflexión. A concentrarse en la liturgia de Joaquín Caparrós y a dejar que todo siga su curso. No hay pendiente que no tenga que subirse y, también, que bajarse, con la piedra a cuestas y el ánimo intacto, pese al sudor y a la sensación de estar perdiendo, estúpidamente, el tiempo. No es así. Un gol a tiempo es mucho más útil que una revolución por capricho.

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viernes, octubre 7

La madurez lingüística

La Telaraña en El Mundo.

Si aquí, en el esplendor fugaz de las calles isleñas, hablamos castellano (o español, que tanto me da) y mallorquín (o catalán, que tanto me sigue dando), ya tocaba que a alguien se le iluminara la mollera y decidiese que en la televisión local, ese ente deficitario y aburrido, pero nuestro, llamado IB3, se hablara como en la calle y no como en un mundo aparte y apartado, un Guantánamo del Penedés infestado de libros de estilo y normas lingüísticas dictadas, sin remisión, desde las aulas más oscuras, si no fúnebres, de la UIB, bajo el agüero cantor de la OCB y demás sectas de clausura. Una nueva IB3 podría florecer en breve.
O eso parece, al menos, tras las afirmaciones del conseller de Presidencia, Antonio Gómez, en clara armonía con las promesas electorales de Bauzá. No es de recibo seguir confundiendo la razón de ser de una televisión -que sirve para pocas cosas, pero que, y ya que está ahí, sí debiera valer para entretenernos en esos instantes en que sólo se desea un algo de ficción o de ensueño- con un artefacto forjado, adrede, como un mero difusor publicitario de una lengua cualquiera, la que sea.
No soy, con todo, muy optimista. Si algo tan obvio, simple y elemental levanta tantas ampollas en muchos sectores sociales -PSIB, incluido- habrá que convenir que a esta sociedad le falta algo más que un hervor para alcanzar una madurez que, de seguro, nos vendría muy bien a todos.

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jueves, octubre 6

El efecto mariposa

La Telaraña en El Mundo.
  
Tengo en mi ordenador varias máquinas virtuales, con su sistema operativo propio, su disco duro, su memoria y archivos, su escritorio y su anecdótica razón, quizá, de ser. En algunas, además, he introducido otra máquina virtual y aun en esta, otra. Así se obtiene una red de sistemas informáticos -como muñecas rusas- que funcionan sin saber nada los unos de los otros; de hecho ni se comunican entre sí -si no quiero- y me da que cada uno de esos mundos se cree único e independiente. Es normal, el conocimiento tiene sus límites y la verdad es, siempre, una especie de sospecha furtiva. Indemostrable.
Luego, al apagar el ordenador, esos universos desaparecen al unísono y sus sueños de grandeza e identidad se convierten en ruinas, tinieblas, nada. Quiero decir, pues, que todo es simulación. Lo es la Realidad y, también, cuanto creemos saber de ella. Muy poca cosa, por cierto.
Leo con avidez, sin embargo, sobre los esfuerzos que se hacen para superar la estrechez actual del conocimiento. El proyecto FuturICT, por ejemplo, intenta simular el futuro de la vida estudiando las interacciones sociales, las redes, la globalidad. El efecto mariposa de 140 caracteres en Twitter o un video en YouTube. Pero yo sigo sin entender para qué existen en Palma los teatros si, para llenarlos, hay que traerse a gente como Faemino y Cansado, Agustín «El Casta» o Piedrahita. Y no quiero que nadie me lo explique.

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miércoles, octubre 5

42 folios

Ya puedo decirlo. Libro acabado. Un poema de unos mil versos y doce sonetos heterodoxos a modo de epílogo. También unas notas para el lector y puede que, también, para mí mismo.

Ahora sólo soy la sensación dolorosa de una interminable convalecencia.

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lunes, octubre 3

De quejas y viudas

La Telaraña en El Mundo.

El catálogo de las quejas amenaza con sepultarnos, sin que a mí me parezca mala idea acomodarse bajo su ruidosa techumbre. En tiempos de crisis no hay mejor refugio que los puentes subterráneos y los lugares vacíos, esos andenes donde sólo la niebla y la soledad nos evocan nuestra condición humana, para guarecerse de la ebriedad de algunos y, sobre todo, de su mal aliento.
Así, por ejemplo, la OCB lamenta la desaparición del COFUC, finalmente absorbido por el IEB. Quizá también debieran protestar -aunque ya tardan e, igual, es que el asunto lleva gato encerrado, o cuatro gatos, y entonces no procede- por el desaire del IRL para con la grey insular de escritores en catalán y, más aún, para con el Conseller de Cultura, Rafael Bosch, que es el culpable último, en fin, de que ahí sigamos. O sigan ellos y a su aire; es decir, sin nosotros y sin llevarnos a Frankfurt a mostrar el ombligo y hasta las axilas. No hay nada como escribir y hacer turismo pagado a no sé cuánto la página, el párrafo, la palabra o la sílaba.
Pero hay más quejas, aparte de los insultos de algunos nacionalistas en la inauguración del curso de la UIB y, encima, con nombre propio. O mejor, prestado. María Kodama se queja de Fernández-Mallo. Pues bien. A mí, Kodama me recuerda a Marina Castaño, quien, a su vez, me recuerda a Yoko Ono. No tengo espacio ni humor para más, pero que tome nota Agustín; puestos a parodiar -o a lo que sea- mejor recurrir a autores sin viuda de cuerpo presente. Por si acaso.

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sábado, octubre 1

Doble parejas

La respuesta al debate del sábado en El Mundo: ¿A quién prefiere como sustituto de Laudrup, entre Luis, Van Gal, Caparrós o Miquel Soler?

En el póker, como en la vida, no se sabe nunca qué carta te va a dar la mejor mano y la victoria. Y hasta es posible, o eso me cuentan los expertos sobre la farándula del verde tapete, que las cartas sean lo de menos y que lo más importante sea tu sicología, tu decisión o tu arrojo, tu cara, literalmente, de póker, cuando lo que manejas no llega ni a dobles parejas. O quizá sí. Sin duda alguna, la baraja de aspirantes al cargo de entrenador del Real Mallorca pinta bien para llegar a esas mínimas dobles parejas con las que prender un farol y hasta mantenerlo encendido parece bastante razonable. Vean si no.
De un lado, Luis Aragonés y Joaquín Caparrós, que son, por así decirlo, muy españoles e hispánicos, hombres raciales a carta cabal y, asimismo, muy dados a la prolija exhibición del arcaico lenguaje de las hormonas y, del otro lado, Louis Van Gal y Miquel Soler, que es como hablar del entrenador que más nos hizo reír -él y, sobre todo, su infinita legión de imitadores- en las ruedas de prensa, cuando entrenaba, en un por decir, al Barça, y de uno de los deportistas con mejor y más dilatado currículum del fútbol español: internacional con España, integrante -o superviviente, porque no llegó a cuajar- del «Dream Team» de Johan Cruyff y jugador, al más alto nivel, del Espanyol, Sevilla, Real Madrid o Zaragoza, antes de acabar, más que dignamente, su trayectoria futbolística en el mismísimo Real Mallorca, en el que todavía sigue -creo- como entrenador de filial.
Así las cosas, decidirse por uno entre los cuatro de marras no resulta muy difícil. Procedamos por eliminación. Luis Aragonés, qué duda cabe, es el que atesora más prestigio, pero también más años y, además, no parece que su sueldo -unos dos millones de euros, nada menos- sea asumible para un club en bancarrota. Descartémosle. Caparrós es pura clase media, una especie de Gregorio Manzano, pero sin corte de publicistas a sueldo. Podría venir, pero a quién le ilusiona su previsible discurso… Tampoco nos vale. Lo de Van Gal sí que es otra cosa. Es un gran entrenador, pero también un incordio permanente, por lo agrio de su carácter y lo estrambótico de su imagen pública. Mejor tomárselo a guasa y olvidarlo. Nos queda, pues, tan sólo Miquel Soler, que ya está en la casa y que, además, puede hacerlo tan bien o tan mal como cualquiera de los otros. Yo no me lo pensaría. A por el «Nanu».

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