LA TELARAÑA: Hacienda somos todos

sábado, agosto 6

Hacienda somos todos

La respuesta al debate de los sábados en El Mundo: ¿Cree que el Govern de Bauzá debe subir los impuestos tal y como piden PSIB y PSM?

Sí. Voy a tener que ponerme el traje de un miembro selecto del PSIB o del PSM, pero no el traje habitual, que ese se basa en unas pocas prendas de unas pocas marcas, más o menos fashion, compradas en las rebajas de algún gran centro comercial, sino el de las grandes ocasiones. No sé si optar por el bombín, por el panamá o por la boina, por el puro habano o por el cigarrillo liado a mano, esa especie de humeante trompetilla. No sé si tirar de corbata, de corbatín o de levita. O si pasar de sogas al cuello y hasta de camisas de franela.
Así, bien descamisado y pelo de lino en pecho, sí que me siento -será que el hábito hace al monje- como en mi salsa roja y nacional o nacionalista, en mi propia e intransferible nube dialéctica de ovejas saltarinas. Parezco un economista; es cierto. Pero reconozco que aún me falta algo. Por ello, y por si acaso, acabo de agenciarme un título nivel nobiliario de catalán -que ya lo quisieran muchos para sí, aunque en público disimulen-, gracias a un simpático postulante que me he encontrado en una esquina mefítica. Ya no me hace falta nada más. Ahora sí que soy un ilustre economista del PSIB o del PSM. Vale, ya está hecho. Qué alivio.
No me será preciso, pues, explicarles en lenguaje llano, lo mucho que sabemos nosotros, los economistas del PSIB y del PSM -tanto monta, monta tanto, porque de lo que se trata es de montárselo-, sobre los riesgos de manejar el caos de la realidad por entre las inversiones silenciosas e intangibles, la infinita ristra de las subvenciones sulfúricas, lingüísticas y culturales, la necesidad imperiosa de hacer país, ante todo y como sea. Contra todos. A ver si entera Bauzá de lo que vale un peine y de lo que cuesta una peineta.
Nuestra inmejorable idea de subir los impuestos «urbi et orbi» es como la vieja piedra filosofal de los alquimistas, pero adaptada a los tiempos que corren. Así, entre los 240 millones que Madrid nos va a enviar de seguro (porque nosotros los valemos, oigan) y ese plus de esfuerzo colectivo en aras de la riqueza común -Hacienda éramos todos y ahora somos todos y todas- podremos olvidarnos del Plan de Saneamiento del Govern (que suena a higiene de excusados, letrinas y cloacas) y de sus 380 miserables millones y así sacar, finalmente, pecho. Adiós a la crisis, al cinturón y hasta a los tirantes de Fraga. Faltaría más.

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