LA TELARAÑA: «Esto aquí está bien visto»

sábado, agosto 27

«Esto aquí está bien visto»

La respuesta al debate de los sábados en El Mundo:¿Cree que Montis recibe trato de favor por parte de la Fiscalía?

No. Uno puede estar, literalmente, como una regadera y seguir lucrándose como si nada. De hecho, no hay nada mejor que un espíritu en imprevisible ebullición y en constante efervescencia, una mente en quién sabe qué -incalificable- estado de memoria o desmemoria selectiva, ruinosa, grotesca o, quizá, cuántica, para ir tramando un caos y una desvergüenza tan enorme, compleja y nebulosa, que luego no hay Fiscalía Anticorrupción que acierte a descifrar y entender su maraña, que consiga desliarla y que, al final, sea capaz de decirnos, con la voz rota por la fatiga pero, sobre todo, por el júbilo, quién se esconde, con absoluta certeza jurídica, tras la M de Munar o Montis o la Mallorca cautiva y a su servicio, la M mayúscula de un plan ejecutado entre manos sucias y guantes blancos, entre los testaferros de una parte y de la otra, entre los empleados fantasmas de un delirio bien retribuido y el ejército de almas en pena de la otra. O de ambas. Porque igual son la misma.
Habrá que convenir que toda una pléyade de infiltrados -que eso era UM y sigue siéndolo, aunque ya no exista- son muchos infiltrados en un lugar donde apenas sí somos los que somos y donde no hay más espacio que el que hay, que es, exactamente, el mismo que se dilapida y divide y subdivide como si fuera el botín de un robo continuo, de una escaramuza donde no se sabe dónde acaba la política y dónde los negocios privados. Pero ¿de qué política o de qué negocios privados estoy hablando? Si esto es Jauja, o lo parece, y aquí todo fue siempre lo mismo, y Munar -pero no sólo ella- no hizo sino manejar el pudor ancestral de los mallorquines y pervertirlo hasta compatibilizarlo con la filosofía -la no filosofía- de los nuevos ricos y sus singulares y plurales pelotazos. El boom turístico de los 70. El fin de siglo. Las tinieblas de las sucesivas crisis. El estallido de las burbujas y su ingravidez aparente. Los inicios balbuceantes del siglo XXI. «Esto aquí está bien visto». Cómo no. Cuánta indignidad. Cuánta miseria.
No creo, pues, que la Fiscalía esté dando trato de favor a nadie. Es más, tengo la certeza de que tarde o temprano acabarán por dar con la fórmula y el código correctos para despejar todas las incógnitas y hacer coincidir, de unas vez por todas y para siempre, la realidad judicial con la realidad que todos sabemos. O intuimos. Hay que ver qué optimista me siento hoy.

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