LA TELARAÑA: La mesa del vacío

viernes, julio 29

La mesa del vacío

La Telaraña en El Mundo.

Hay fotografías que son algo más que una composición de lugar. Suponen, también, un universo de cábalas e interpretaciones, una fabulación sin más límites que los del pudor. O casi. Me refiero a la foto con la que, el miércoles pasado, este diario ilustraba la reunión del alcalde Mateu Isern con la cúpula de la OCB, ese ente que es cualquier cosa menos cultural y balear, pero qué más da. Hoy en día los nombres -y los acrónimos- son sólo juegos malabares.
Así, alrededor de la sonrisa del anfitrión, gravitaban el perfil austero de Fernando Gilet, la habitual mirada oblicua de Jaume Mateu, el rictus altivo de Tomeu Martí y las angostas ojeras de Marisa Cerdó. Sin duda, se trataba de una mesa de muy altos vuelos.
O no, porque lo más llamativo de la imagen era lo que había sobre la mesa. No había absolutamente nada. Ni un botellín de agua. Ni un par de folios extraviados. Era el vacío total o el desierto absoluto, porque, por no haber, no había ni un cenicero. ¡Ni un maldito cenicero! Pero ¿para qué diablos se habrían de reunir el alcalde y el Conseller de Cultura con gentes de tanto lustre ideológico y nacional y cavernario? ¿Para filosofar, acaso, sobre que la imposición de una lengua tiene una obvia intención de dominio administrativo del territorio? Bah. Les haría falta releerse desde Descartes a Derrida y, luego, aprender a mirarse a la cara. Me temo que eso es, del todo, imposible.


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