LA TELARAÑA: Estado de catástrofe

jueves, julio 21

Estado de catástrofe

La Telaraña en El Mundo.

Me lo dijo, con insondable pasmo, el director de una sucursal bancaria de Palma. «Ya no podemos fiarnos de la solvencia de nadie. Ni de los que antes creíamos sagrados, como el Estado o el Gobierno». Recordé, entonces, la herencia recibida por el actual Govern de Bauzá y me sonreí. Nunca había imaginado tener que mezclar lo sagrado con lo financiero. Pero quién sabe. Corren malos tiempos (para la lírica) y duele glosar sobre una percepción que ha desbordado los asideros de la lógica para trocarse en una suerte de evidencia general. Un estado de catástrofe donde uno se sabe una ficha más de un dominó que cae de corrido. Y rápido.
O no tanto. Porque luego salimos a la calle y vemos que la vida sigue con su rutina habitual. Siguen saliendo el sol y la prensa. Hay gente en los bares y comercios. Gente tranquila y gente indignada. Gente que ocupa edificios en plena Plaza de España, jugando a un colectivismo que ya no es creíble, ni lo fue nunca, y gente que piensa que todo regresará a lo que solía y la crisis la solucionarán los que la crearon. ¿Quiénes, si no?
Dudo, muy seriamente, que ello pueda ser así. Ignoro si sabremos luchar contra siglos de inercia y de fe optimista en el destino. O en el mercado, esa ramera. No sé si los nubarrones despejarán o si conviene prepararse para otra cosa muy distinta. De momento, y sólo por si acaso, me conformaré con no fiarme de nadie. Ni de mí mismo.


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