LA TELARAÑA: El cólico lingüístico

viernes, junio 24

El cólico lingüístico


La Telaraña en El Mundo. 
 
 
Acabo de pasar unas espectaculares y agónicas horas auscultándome un sorprendente cólico nefrítico. Hay que ver lo que le cuesta al cuerpo expulsar esa áspera arenisca, esas viejas excrecencias que le sobran y que, no obstante, se le clavan en lo más hondo, quizá con garfios poderosísimos y tretas sentimentales y con lazos y sogas, como si ocupar un territorio generase derechos vitalicios de pernada y parasitismo. Hay que ver cómo se resisten al desahucio, a la disolución y a la caída libre por el estrecho y angosto sumidero de la salud y la vida. Y lo bien que se respira cuando esa grava letal nos abandona. Si nos abandona.
Porque no está muy claro que la OCB -la Obra- vaya a renunciar, sin más, a los muchos derechos con que unos y otros la han ido arropando en el transcurso voluptuoso de las últimas legislaturas. Ya no sé cuántas. Ya perdí la cuenta. O es que fueron todas desde que se parió la democracia y aquí seguimos, con el cólico y las losas y las lápidas a cuestas.
Pero, de momento, ya ha salido el conseller de Educación, Cultura y Universidades, Rafael Bosch, a tranquilizarlos, con la garantía renovada de la difusión del catalán como lengua propia de las Islas y el cumplimiento de la Ley de Normalización Lingüística. Vale, es sólo un titular entre muchos otros matices esperanzadores, pero a mí ya me vuelven, por si las piedras, a doler los riñones. Los riñones, sí. Los dos.

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