LA TELARAÑA: Los puentes del pánico

lunes, febrero 14

Los puentes del pánico

La Telaraña en El Mundo.

Ver a Santiago Calatrava revoloteando por los juzgados de Palma, con el ovillo rijoso de sus proyecciones malabares a cuestas, me recuerda que hace poco visité el palacete, escudo heráldico incluido, que se construyó en una privilegiada esquina de la Plaza de La Virgen, en Valencia. Aquellos polvos. Estos lodos. El esperpéntico «Bou» en los lares ilustres de Pedro Serra y la maqueta de un Teatro de la Ópera al que sólo le falta el holograma atormentado de Jaume Matas en el papel estelar de Quasimodo.

Porque se supone que la especialidad de Calatrava son los puentes de elíptico recorrido, esos que sirven, igual, para la práctica de deportes extremos que para recordarnos que no siempre la línea recta es la distancia más corta entre dos puntos. Pues no. El que hizo en Venecia, por ejemplo, me dicen que resbala y se tambalea que es un temblor y un pálpito de vértigo, un viaje similar al de un tren del pánico en la noria diabólica de una feria infernal, un convulso paseo por el filo de un alambre. El funambulismo por norma. Y las normas por montera.

Pero, si ya puestos, desean encargarle algo útil, mándenle dibujar -piedra a piedra- ese puente, tan necesario como difícil, entre Valencia y Mallorca, pero eso sí, que lo inaugure él mismo, montado en un convoy infinito de tráileres repletos de planos, maquetas, voladizos y esculturas fuera de contexto. Por si las moscas. Y por si aguanta.

Etiquetas: