LA TELARAÑA: Los pájaros muertos

viernes, enero 7

Los pájaros muertos

La Telaraña en El Mundo.


Hace tiempo que desconfío igual de las élites que del voluntarismo anónimo del gentío. Pero en esta suspicacia hay tanto de aprecio y curiosidad como de desapego e indiferencia. Lo que me fascina de los seres vivos es su capacidad de mutación y resistencia, abandono y entrega, fugacidad y firmeza. Ese «todo en uno» nos mejora y culmina. Nos añade perfiles impensables. Nos convierte en otros sin usurpar nuestra identidad, esa entelequia.

Por ello suelo pasarme horas revisando la enciclopedia global que ya es la Wikipedia. Lo hago con escepticismo, porque no sólo el oro reluce. Ayer mismo, un iluminado introdujo en la reseña sobre mi persona, bajo el epígrafe de curiosidades, que en Santiago de Chile, en la Comuna de La Granja, existe una calle con mi nombre. El dislate, verdad o mentira, nada tiene que ver conmigo.

Pero en un mundo en el que nadie sabe de todo -el Renacimiento nos queda lejos y la globalización es una lluvia de pájaros muertos-, nos alivia que aún queden monjes amanuenses ordenando lo que sólo cobra sentido gracias al caos. Esa suma plural -que también es una resta y, a veces, hasta un paso atrás o en falso- es la que, por ejemplo, me permite entender, no sólo la usura gerencial de Luis Carretero, sino, también, cómo la verdad efímera de los sondeos electorales es siempre mucho más sincera que la realidad final de las urnas. Es lo que va del dicho al hecho. Una odisea.

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