LA TELARAÑA: Iconografía del poder

sábado, enero 22

Iconografía del poder

La respuesta al debate de los sábados en El Mundo: ¿Cree que perjudicará al PP haber tardado tanto en elegir candidato a la alcaldía de Palma?


Sí. Hay en el paisaje urbano una especie de inercia -anónima y pueril, pero invencible- que parece obligarle, de continuo, a convertirse en un expositor intermitente de la publicidad más inverosímil. Así, por ejemplo, igual que no podríamos concebir una imagen de Londres, New York, o Tokio sin los estrafalarios paneles luminosos de alguna multinacional más o menos monopolista -casi siempre, la misma-, tampoco reconoceríamos Palma, u otras ciudades de similar calado, sin su cíclica ración doméstica de aburridos carteles electorales, ese híbrido de marketing egocéntrico, artesanía visual sectaria o, en su defecto, demencial gamberrismo autóctono.

Con todo, el catálogo de la imaginería política está de capa caída. O quizá no. Me muestra Ángel Duarte, vía Facebook, un viejo cartel de la CNT-AIT donde se avisa al obrero de los vicios del alcohol, el tabaco y el juego, esas perversiones capitalistas que habrían -¡y la alarma es urgente!- de llevarle a la desesperación y la locura, y sí, hasta me parecen muy actuales. Pero no tanto. Ya no hay lugar ni tiempo para las moles recias de Tatlin, Larionov o Rodchenko. Tampoco para las maravillas del valenciano Josep Renau. Ya no hay humor, ni estómago, para el entusiasmo cerril de aquellos carteles que eran órdenes, loas y consignas, puños rotundos, frentes marmóreas y brazos de acero regados con el sudor de la gloria y la patria eternas, la vida y la muerte efímeras, el no pasarán, por el Imperio hacia Dios, y qué sé yo cuántos otros tópicos -hoces, martillos, cruces, yugos y flechas, incluidos- sin más peso que su vocación de mantra y su irrealidad de humo, réquiem, liturgia, nada.

Y en esa nada estamos. Se acercan las elecciones y en el cartel electoral del PP a la alcaldía de Palma sólo parecen tener su sitio asegurado las recurrentes gaviotas y el estrepitoso cielo azul. O algo así. Y eso no es suficiente. Hay que ponerle, además, un rostro humano y hacerlo pronto, para que todos vean con quien han de jugarse los cuartos y hasta el futuro. Leo que hay tres candidatos. Mateo Isern, Álvaro Gijón y Gari Durán. Pues vale. Por una vez -y bien mal que me sabe- no podré apelar a mi habitual y completo desconocimiento del entorno, porque hace unas semanas compartí mantel y viandas con Gari Durán. Sólo les diré que, además de atractiva, me pareció, sobre todo, una mujer inteligente. Me temo, pues, que lo tiene crudo.


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