LA TELARAÑA: Ajuste de cuentas

viernes, diciembre 31

Ajuste de cuentas

La Telaraña en El Mundo.


Supongo que hoy toca balance, pero no sé muy bien de qué. ¿De lo que sucedió en algún lugar remoto y me enteré, luego, por azar o de lo que parece, sin duda, rodearme, digamos que por aquí mismo, en estos alrededores que me echan su sombra y, sobre todo, su peculiar aliento? ¿Acaso de lo que aconteció mucho más cerca, en mi propio cuerpo, en mi piel y células, en mis vísceras? ¿Quizá en mi espíritu, en mi letra, en mi forma de ver las cosas e interpretarlas? Creo que son demasiados interrogantes.

No es fácil desprenderse del instante presente -ese que ya ha pasado y no existe- para ajustarle las cuentas a un día a día tan leve y, a la vez, denso, que su arqueo memorístico nos acaba dando vértigo. Sobre todo cuando lo que vemos asemeja un precipicio sin más fondo que el vacío y sin más salida, al parecer, que la caída libre. O no tan libre, cada vez menos libre, pero siempre vertiginosa.

Podría quejarme de las subvenciones lingüísticas que no he recibido, pero qué va. Ya las sufrago y esa es suficiente condena como para tener, encima, que echarme unos llantos. No les daré ese gusto. Prefiero, al contrario, dedicarle unas serenas carcajadas al año que hoy concluye porque sé que en él han medrado una panda de políticos mediocres y toda su rancia corte de escritores, escribanos, voceros, esbirros, nuncios de ultramar y alfaqueques. Para los demás hoy es sólo Nochevieja. Feliz Año Nuevo.

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