LA TELARAÑA: La ciudad y los perros

lunes, octubre 11

La ciudad y los perros

La Telaraña en El Mundo.


Nada es, tan sólo, cómo empieza o acaba –que esos estados virtuales son idénticos para todos- sino, más bien, cómo transcurre y es vivido, cómo se desarrolla, crece y decrece, se dilata y demora en el tiempo, se ramifica y divide, se pierde y encuentra, se queda a solas con su desnudez, su duda, asombro y misterio para entonces, en algún lugar incierto del tránsito, dejar, incluso, de observarse –el ombligo, pero también el horizonte, esas trampas comunes- para saberse uno y único, uno y todos. Uno y nadie.

Escribí lo anterior tras alegrarme, de veras, con la concesión a Vargas Llosa del Nobel de Literatura. Recordé, luego, a Juan Ramón, Aleixandre, Márquez, Cela y Paz, sus antecesores en el mayor reconocimiento posible a la lengua española. Todos ellos tienen, al menos, esos dos o tres libros imprescindibles que cambiaron, de algún modo, mi vida, pero no son los únicos. Otros muchos autores bailan ahora, conmigo, del todo ajenos al azar caprichoso –o político- de esa distinción. La propia vida es mucho más valiosa.

Por estos pagos, sin embargo, los remolinos son otros y los puntos de referencia parecen robados de algún manual, tipo Willy Toledo, de autoayuda. El Bloc le exige al Parlament que manifieste que el catalán es la lengua propia de Baleares. No les basta con la realidad. Necesitan, además, oficializarla. No sé si sentir vergüenza o risa. Mejor me quedo con la indiferencia.

Etiquetas: