LA TELARAÑA: Delirios de grandeza

lunes, agosto 16

Delirios de grandeza

La Telaraña en El Mundo.


Es obvio que muchos de los turistas que nos visitan no están, aún, a la altura de la nueva e insigne Alejandría –esa Acrópolis de civismo, ecología, solemnidad religiosa y progresismo, todo a la vez- que Margarita Nájera tiene planeada para la Bahía de Palma. Parecen ser, más bien, los inquilinos perfectos de una Sodoma o Gomorra bíblicas, donde la única plaga son ellos y la maldición, nuestro ancestral servilismo.

Así, los que no se lanzan -ebrios de una sobredosis de química letal y vertiginosa, más allá de la gravedad, el aguardiente o el éxtasis- desde los balcones de los hoteles al frío pavimento de los patios y, de allí, a los hospitales o a los féretros, se enzarzan en tumultuosas peleas moteras donde la estética es la primera damnificada, pero no la última.

Está la memoria. Yo también fui joven e ingenuo y tuve, en mi habitación, el póster de una Harley, brillante y fatal, hermosa. Por eso duele reencontrarse con estos bárbaros, que traicionaron el viaje iniciático de los nómadas y su sueño libertario, para convertirse en grotescos actores de una vulgar reyerta urbana, donde lo único cierto son los ajustes de cuentas, las cabezas rapadas, las esvásticas, los tatuajes y la inteligencia cero, encerrada, como una losa, en un calcetín maloliente. Pero esto es lo que hay y todo lo demás, en especial los planes de Nájera, son sólo delirios de grandeza. O grandes delirios, mejor.

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