LA TELARAÑA: Autopsia a plena luz

lunes, julio 5

Autopsia a plena luz

La Telaraña en El Mundo.



El espacio es reducido, pero las distancias, sin embargo, parecen enormes y hasta insalvables, como si estuviéramos confinados en una especie de laberinto con las salidas bloqueadas y la brújula enloquecida. Sólo percibimos ciertos rumores que no sabemos de dónde vienen, acaso de universos a los que nunca podremos acceder aunque sean, como sospechamos, idénticos al nuestro. Será por eso, que deambulamos insomnes como si conociésemos a todo el mundo y todos, a la vez, nos conociesen. En realidad, no es así. Ni por asomo.

En estos pensamientos andaba, ayer, repasando el denso catálogo de nombres y rostros que desfilan estos días, a la fuerza –pero, también, algunos, porque se lo ganaron a pulso- por la estrecha, pero inmensa y mediática, pasarela que conduce a los juzgados, a los interrogatorios y las fianzas, al cadalso de la exposición pública y, en todo caso, y más allá de la sentencia final, al centro mismo del ojo del huracán.

Se me escapó una sonrisa al comprobar que, aunque en Palma sea un axioma de fe que todos nos conocemos, no fui capaz de ubicar a ninguno de los imputados. Ni siquiera a uno. Será que no conozco a nadie, pensé entonces. Y no sé si sentí alivio o si me venció un estupor antiguo. Quizá debiera preguntarme en qué mundo vivo, pero ya respondí a la cuestión en el primer párrafo de estas líneas. En uno tan idéntico al de los demás como distinto, aislado y ajeno.

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