LA TELARAÑA: Dialéctica y cinismo

viernes, junio 11

Dialéctica y cinismo

La Telaraña en El Mundo.



Quizá celebrar el Mundial de Fútbol en un oasis simulado, artificialmente, en mitad de la hambruna, no sea la mejor de las ideas. No puede negarse, empero, que el evento –al menos, en teoría- debiera mover mucho dinero, congregar bastantes ilusiones, despilfarrar nacionalismos a vena abierta y hasta destilar, en fin, algún que otro mínimo guarismo positivo en el siempre precario balance de los más desfavorecidos. Pero no será así. Nos lloverán imágenes de furia e impotencia, de euforia y tristeza, de apartheid económico y, en resumen, de lo que llamaremos, según nos convenga, éxito o fracaso. La especulación siempre tiene esas dos caras y no hay forma de separarlas. Son la misma, y cualquier intento de síntesis es puro cinismo.

Pero aquí el cinismo tiene sus nombres y apellidos. La política de Nanda Ramon, por ejemplo, y su turbadora obsesión por la subvención juvenil, el frente nacional de las juventudes y el eterno yugo y las flechas -como si la hoz o el martillo- de una lengua que asemeja perfecta entre los colmillos de un vampiro. Todo un canto a la manipulación.

Tampoco le anda a la zaga el Govern, de viaje por la Rusia de las lilas de Pushkin o la bala de D'Anthés. No me extraña que su Ministro de Cultura, Alexander Avdéyev, se crea que España y el Mediterráneo entero son tan jóvenes como, sin duda, lo era Joan Miró a los ochenta años. Curiosa manera de llamarnos pardillos.

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