LA TELARAÑA: La noche de los cuchillos largos

sábado, octubre 17

La noche de los cuchillos largos



Sí. Por supuesto. Entre otras cosas, porque ya dije que ningún partido serio debería pactar nunca, jamás, con UM. ¿Pero existe algún partido serio?, me preguntó, luego, la socarrona voz en off de las Perlas Cultivadas de este diario, sin que sea preciso, ahora, sumergirse en mil cábalas para responder al interrogante; al contrario, es mejor dejarlo abierto y a la deriva, flamígero, planeando a la subjetiva velocidad del vértigo, como un buitre con alas de fuego y ojos hambrientos, sobre la alargada noche de los tiempos, esa noche repleta de alianzas y persecuciones, de abrazos de amor y odio, de pactos forzados y puñaladas oblicuas, de venganzas infinitas y latrocinios sucesivos. Qué noche la de aquél día.

Pero la realidad es siempre escurridiza y tiene, además, la curiosa costumbre de bordear con persistencia suicida el precipicio del ridículo para dejarse caer en él y alcanzar, siquiera por unos instantes, la gloria imprecisa de lo hilarante, la categoría levítica del mito, el peso paradigmático de la leyenda. La prueba -a modo de instantánea congelada- de sus ansias inexplicables de descomposición. El espejismo de la posteridad nos acaba engullendo a todos.

Pero no de igual forma. Así, por ejemplo, mientras a Laporta, Puigcercós, Amorós y compañía -trepando por las laderas del Castillo de Montjuïc a la luz fúnebre de las antorchas y banderas del Medioevo- sólo les faltaban las capiruchas litúrgicas del Ku Klux Klan para completar el esperpento de su delirio, a la escritora Shauvon Torres le explotó un pecho de silicona al lanzarse al agua -en pleno "reality show"- desde unos pocos metros de altura. Lo artificial y lo postizo tienden, de forma natural, a convertirse en grotescos.

Y en lo grotesco estamos. El paisaje es desolador. Aquí el punto final ya no recuerda su lugar de origen. Es el viaje de Antich a través del desierto de la nada conceptual del Bloc. El éxodo a través de los pasillos infernales de UM. La huida ecológica a ninguna parte. El secuestro lingüístico de la inteligencia en las pesadas aguas del lodo. Y la ignorancia final del precio del rescate. Nos quedamos, a solas, con el diagrama absurdo de unos socios dispersos, de un pacto roto y sombrío, su eterna noche de cuchillos largos y su voluntad de poder a toda costa. No hay otro futuro que la descomposición. Pero eso ya lo sabían ustedes. Su olor es inconfundible.

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