LA TELARAÑA: regreso a la Zona Cero

lunes, septiembre 14

regreso a la Zona Cero

La Telaraña en El Mundo.





He dejado que pasara el 11-S para regresar, ahora, ocho años atrás, al instante en que se me atragantó la comida entre pájaros de fuego y nubes grises de polvo y ceniza. Yo vivía en la Barcelona de una Diada que ya era crítica, pero aún festiva, en un paraje deslucido donde brillaban con luz propia los deseos y la pasión compartida, las ilusiones frágiles del cuerpo a cuerpo y el día a día, la proximidad de la huída o del retorno. No sé si hablo de mí o de alguien que se me parece. Ya poco importa. El lento crujir de las cosas nunca nos abandona.

Repaso, escindido, las imágenes. Mi asombro no es el mismo que cuando la zona cero abrió sus fauces al vacío, pero sí que se me repite una idéntica incredulidad: la sospecha de que el horror siempre regresa, de que vivimos entre círculos furtivos, de que el tiempo pasado y el tiempo futuro son imágenes de lo que somos, que lo que pasó puede volver a pasar y que quizá ya está ocurriendo sin que sepamos dónde. Si en la memoria de lo ya sucedido o en la del porvenir. La mente es un dédalo de archivos, un temblor de espejos. Un nido, pero también un nicho.

Es hora de mirar a otra parte. Se acerca la Nit de L´Art, ese botellón civilizado del que suelo hablarles, año tras año, con igual resignación que desencanto. El arte no tiene nada que ver con el gentío en procesión más o menos guiada. Pero esa historia no interesa a casi nadie. Obviémosla.

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